En ocasiones, algunas personas, maestros en el noble arte de malgastar el tiempo ajeno, pretende menospreciar nuestra profesionalidad como traders argumentando que también somos formadores. Frases como “Si fuese un buen trader, no perdería el tiempo tutorizando”, o “El que gana no se dedica a enseñar a los demás” suelen ser el principal razonamiento en su repertorio de erróneas ideas.
Si aún no te has dado percatado, en todos mis artículos para Bolsamania aspiro a inspirar a quienes los leen, para que se armen de optimismo y den rienda suelta a sus deseos de ser felices y exitosos a través del trading. Éxito que no obliga o fuerza al fracaso de otros. Todo lo contrario. Mi éxito te acerca al éxito.
Observado al escarabajo pelotero, y pasando por alto las razones que tenga para hacerlo, no me resisto a trasladar su comportamiento al de las personas cuando nos acercamos al mundo de las inversiones financieras.
El trading te obliga a estar en perfecta comunión con tu mente. No hay excusas, no hay culpables, simplemente una persona que toma decisiones. Nos enseñan a ser un eslabón de la cadena, a que podemos ser fácilmente reemplazables si nuestro rendimiento no es el adecuado. Estamos programados desde la más tierna infancia, y sin darnos cuenta, mamamos de una sociedad con reminiscencias militares e industriales. A mi hija aún hoy, le sigue aturdiendo una sirena en los cambios de clase, ya de mayores nos inculcan una sumisión a una jerarquía obsoleta (no confundir con el respeto o la educación), debemos cumplir un horario aunque seamos capaces de resolver nuestra tarea en menos tiempo, y un sinfín de contradicciones para ser año 2016.
Andrew Neiman es un joven y prometedor baterista de jazz que se matricula en el conservatorio de música Shaffer, en la ciudad de Nueva York, considerado el mejor del país. Allí se encuentra con una competencia feroz donde sus sueños de grandeza son tutelados por Terence Fletcher, un perfeccionista y abusivo director de orquesta que no se detendrá ante nada para obtener el máximo potencial de Andrew.
Todos buscamos atajos, un día descubres que el mejor atajo es no buscarlo, ir por el camino más largo, que básicamente consta de dos palabras: ser perseverante. Puedo decir, sin temor de equivocarme, que la repetición es la llave maestra del aprendizaje, también en las pantallas. Algo que casi todos sabemos pero que casi nadie aplica a conciencia, ni siquiera al que ahora lees.
Esta semana escribo, tras la experiencia del vídeo de la semana pasada, para trasmitir que el objetivo del trading no sólo es ganar dinero, es hacer fácil lo que parece difícil, pasar a convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos.