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Lo que natura no da, Salamanca no presta.
Todos buscamos atajos, un día descubres que el mejor atajo es no buscarlo, ir por el camino más largo, que básicamente consta de dos palabras: ser perseverante. Puedo decir, sin temor de equivocarme, que la repetición es la llave maestra del aprendizaje, también en las pantallas. Algo que casi todos sabemos pero que casi nadie aplica a conciencia, ni siquiera al que ahora lees.
Si cuando empecé en el trading haya por el 2008 hubiera sabido lo pronto que te conviertes en un manojo de hábitos, siendo el más común aún hoy girar el mercado, hubiese prestado más atención a dichas conductas mientras mi cuenta de broker aún estaba a salvo. No pasa nada. Agua pasada. A través de nuestros errores no sólo somos más diligentes e inteligentes, sino también más humildes y moderados. En nuestro primeros pinitos prima más la preocupación por tapar el temor al fracaso, a nuestro desconocimiento e inexperiencia, e incluso a aparentar lo que no somos, que las propias ganas y disposición para ganar y aprender.
Errar y fracasar no es lo mismo, y quien maneja los dos términos como sinónimos, comete un fallo grave si pretende vivir del trading. El error en nuestra actividad es habitual, un modo más de hacer las cosas, como lo es el acierto. Por el contrario el fracaso conlleva un peligroso reproche, ese en el que el error pasa de ser una acción “me han saltado 2 stops” a ser una identidad “no valgo para el trading” o aún peor “soy un fracasado”.
Entendido el error y erradicada la idea de fracaso, se está en condiciones de afrontar la evidente adversidad del trading. Ésta es una escuela inmisericorde que, o te arrastra al fango del rencor y la autocompasión, o te lleva a un paraje incomparable y liberador. El trading te desnuda. Te despoja de todo atrezzo que oculta tu autentica personalidad. Frente a ese espejo que proyecta gráficos, se refleja tu realidad más descarnada, palpamos nuestra esencia, esa que una vez asumida hace que subamos a una categoría distinta.
Lo del error como la otra cara de la excelencia no es un juego de palabras o frase para spot publicitario. Es el patrón de todos lo que vivimos del trading. Así que ya sabes, si hoy te ha saltado un stop, entiende ese error y asegúrate de que entiendes los motivos y aprendes. Si sientes miedo es que has delegado demasiado responsabilidad a la intuición (se necesitan años para dejarse inspirar por ella). No se tiene intuiciones sobre lo que se desconoce, sobre lo que no se ha trabajado a conciencia.
El trader está siempre sometido al vaivén de las victorias y los stops. Hoy has ganado, te sientes winner, levitas arrogante y endiosado por encima de todos. Mañana pierdes, te sientes un loser, y deprimido buscas un lugar donde esconderte. Los enemigos del trader son el miedo y la euforia, el mercado está quirúrgicamente diseñado para que afloren ambos. Algunas cualidades han de ser innatas, fuerza de voluntad y perseverancia no se estudian en IESE, se las puede cultivar pero no adquirir. La sociedad cegada por el glamour del “éxito rápido” acabará colándote un gol, jugarás para salvar la categoría en vez de jugar la Champions, y sentirte dueño de tus decisiones, aunque muchas sean desacertadas. El trading, como dice mi amigo Raúl, es gestión emocional, perseverancia y confianza. Si fuese cosa de encontrar un sistema milagroso… ¡todos millonarios!