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Las cuentas ómnibus, también denominadas cuentas globales, son aquellas que agrupan, en una misma cuenta, un grupo de acciones. Este sistema es utilizado por muchos brókeres para gestionar las carteras de sus clientes de forma efectiva, estableciéndose una relación bilateral entre el cliente y el bróker.

En una cuenta ómnibus el bróker da acceso a sus clientes a diferentes mercados desde una misma cuenta. De este modo, la entidad asume el riesgo de contrapartida con las entidades terceras sin trasladarlo a sus clientes, siendo la entidad la única responsable de sus clientes.

VENTAJAS E INCONVENIENTES DE LAS CUENTAS ÓMNIBUS

Una de las principales ventajas a la hora de operar con una cuenta ómnibus es el ahorro de costes en las transacciones que se producen entre el bróker y los intermediarios extranjeros. El inversor se ahorra dinero debido a que el coste de las transacciones es más barato.

Pero no todo son ventajas. Con las cuentas ómnibus el cliente pierde parte de control sobre sus acciones, ya que entra en los diferentes mercados a través de la cuenta controlada por el bróker. Los títulos de la cartera del cliente pueden ser alquilados sin que pueda oponerse a la operación y sin recibir contraprestación alguna, ya que el cliente no debe olvidar que la cuenta no está a su nombre.

Antes de contratar una cuenta ómnibus, el inversor debe estar muy seguro de la entidad con la que lo contrata y las condiciones y riesgos que asume. El capital de las cuentas ómnibus es del inversor y en ningún caso la entidad podrá operar o disponer de dicho capital si la autorización del cliente, pero el cliente debe tener claro que estas cuentas están abiertas a nombre de la entidad.

Además, los costes operacionales también son importantes a la hora de elegir una cuenta ómnibus. Este tipo de cuenta está formada por varios inversores, con lo que el incumplimiento de uno puede perjudicar al conjunto de titulares de esa cuenta global.

SELF BANK: UNA ALTERNATIVA A LA MEDIDA

Existen varias alternativas a las cuentas ómnibus. Una de ellas es la Cuenta Sin Custodia de Self Bank.

A diferencia de una cuenta ómnibus, con la Cuenta Sin Custodia el inversor tiene en todo momento el poder de decidir qué hacer con sus acciones, ya que éstas figurarán a su nombre.

Entre las ventajas de la Cuenta Sin Custodia se encuentra la de no pagar custodia por los valores, en ningún mercado, sin necesidad de realizar operaciones regularmente. Además, el cliente tampoco pagará comisiones por mantenimiento, ni por abono de dividendos u otros hechos corporativos, para que estas comisiones no se coman la rentabilidad de tu inversión.

Se trata de una cuenta ideal para inversores que no operan habitualmente y que no quieren perder el control sobre sus operaciones. Los inversores que busquen una rentabilidad a largo plazo y quieran beneficiarse del cobro de dividendos también tendrán ventajas sobre una cuenta ómnibus.

Además, Self Bank está cubierta por el Fondo de Garantía de Depósitos de Entidades de Crédito (FDG) hasta 100.000 euros por depositante, cantidad muy superior a lo que cubren otras entidades que ofrecen cuentas omnibus, que sólo llegan a cubrir 25.000 euros.

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