El Tribunal Supremo de Estados Unidos ha suprimido el derecho constitucional al aborto en el país, revocando el fallo Roe contra Wade (1973) que reconoció por primera vez en la historia estadounidense el derecho de las mujeres al aborto sin restricciones durante el primer trimestre del embarazo.
La controvertida pero esperada decisión del Alto Tribunal, cuyo fallo anticipado se filtró a principios de mes, otorga a los diferentes estados la capacidad de poder establecer sus propias leyes sobre el aborto sin tener que preocuparse de entrar en conflicto con el caso Roe contra Wade. El dictamen es, sin ninguna duda. la decisión más importante del Supremo en décadas, un veredicto que cambiará por completo el panorama de la salud reproductiva de las mujeres en Estados Unidos, ya que se espera que casi la mitad de los estados prohíban o restrinjan duramente el aborto.
La sentencia del Tribunal llega como respuesta a un recurso presentado por el estado republicano de Mississippi, para poder ratificar la constitucionalidad de una ley que prohíbe el aborto más allá de las quince primeras semanas de gestación, incluso en casos de violación o incesto, llevada a juicio en el caso Dobbs contra Jackson Women's Health Organization; con seis votos a favor y tres en contra, el Supremo ha dado luz verde a esta ley. Posteriormente, con cinco votos a favor y cuatro en contra, han decidido revocar el caso Roe vs Wade, una decisión a la que el presidente del Tribunal Supremo, John Roberts, no se ha sumado argumentando que él habría defendido la ley de Mississippi, pero no habría revocado la sentencia de 1973.
El juez Samuel Alito es quien firma la sentencia, asegurando que "es hora de hacer caso a la Constitución y devolver la cuestión del aborto a los representantes elegidos por el pueblo" y que "la Constitución no hace referencia al aborto y ningún derecho de este tipo está protegido implícitamente por ninguna disposición constitucional". "Roe fue atrozmente erróneo desde el principio. Su razonamiento fue excepcionalmente débil, y la decisión ha tenido consecuencias perjudiciales. Y lejos de lograr un acuerdo nacional sobre la cuestión del aborto, Roe y Casey (sentencia de 1992 que reforzaba la anterior) han inflamado el debate y profundizado la división", escribe el magistrado con el apoyo de Clarence Thomas, Neil Gorsuch, Brett Kavanaugh y Amy Coney Barrett, los últimos tres nombrados por el expresidente Donald Trump.
Los otros tres votos en contra han sido de Stephen Breyer, Sonia Sotomayor y Elena Kagan, quienes han criticado con dureza la decisión. "Este Tribunal cree que no existe importancia constitucional en el control de una mujer sobre su cuerpo y el camino de su vida: el Estado puede obligarla a llevar a término un embarazo, incluso si el coste familiar y personal es elevado", concluyen en un escrito.