Estados Unidos renuncia a una de sus grandes tradiciones, Acción de Gracias, marcada por una pandemia que obliga a reunirse de manera muy reducida. Los proveedores de la industria del pavo, que no atraviesan su mejor momento, buscan soluciones alternativas como la venta online.
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El Covid-19 se expandió a lo largo del país obligando a los estadounidenses a quedarse en casa, por lo que los clientes decidieron cambiar el pavo entero por la compra de pechugas más pequeñas.
A medida que se generalizó el cambio a las celebraciones a pequeña escala, se cambió también el menú estrella de Acción de Gracias, por lo que los criadores y minoristas de la industria del pavo están luchando por cumplir con los pedidos de aves pequeñas y cortes parciales.
Greg Gunthorp, por ejemplo, sacrificó y congeló pavos durante todo el verano de entre 15 y 24 kilos en su granja del noreste de Indiana para poder venderlos a minoristas, restaurantes y familias en todo el Medio Oeste por Acción de Gracias.
Gunthorp crió y vendió casi 7.000 pavos criados en pastos este año, un 75% más que hace un año. Los restaurantes y carnicerías de las principales ciudades del medio oeste, sus principales clientes, redujeron los pedidos entre un 10% y un 20%, pero Gunthorp ha compensado la diferencia al asociarse con minoristas online, enviando pavos a lugares tan lejanos como Los Ángeles.
Los proveedores deben ser ágiles, ya que aproximadamente la mitad de los estadounidenses planean de una manera muy diferente las festividades tradicionales, o directamente se las saltan debido a las advertencias de salud locales en contra de las grandes reuniones, según la investigación de mercado Nielson. Alrededor del 70% está planeando un Día de Acción de Gracias con menos de seis personas, en comparación con el 48% el año pasado.
Como dijo Beth Breeding, portavoz del grupo industrial National Turkey Federation. “Como el resto del país, ha sido un año desafiante para la producción de pavo”.
