La decisión de recortar la producción de petróleo en dos millones de barriles diarios tomada por la Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus aliados (OPEP+) no ha gustado en Washington. Según un comunicado emitido por la Casa Blanca, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, ha criticado la medida, considerándola “cortoplacista”.
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Según la Casa Blanca, “esta decisión tendrá el impacto más negativo en los países de ingresos bajos y medios que ya se están tambaleando por los elevados precios de la energía”. Asimismo, el asesor de Seguridad Nacional Jake Sullivan ha anunciado que el Departamento de Energía entregará otros 10 millones de barriles de la Reserva Estratégica de Petróleo al mercado el próximo mes, “continuando con las liberaciones históricas que el presidente ordenó en marzo”.
“El presidente continuará ordenando las liberaciones de la reserva estratégica según convenga para proteger a los consumidores estadounidenses y promover la seguridad energética, y está dando instrucciones al secretario de Energía para que estudie cualquier otra acción responsable para seguir aumentando la producción nacional a corto plazo”, indica el escrito.
Asimismo, Biden también ha pedido a las empresas energéticas estadounidenses “que sigan bajando los precios de los surtidores, cerrando la brecha históricamente grande entre los precios de la gasolina al por mayor y al por menor, para que los consumidores estadounidenses paguen menos en los surtidores”.
“A la luz de la acción de hoy, la Administración Biden también consultará con el Congreso sobre herramientas y autoridades adicionales para reducir el control de la OPEP sobre los precios de la energía”, sentencia Sullivan.
Por último, el anuncio de hoy, indican desde la Casa Blanca, “es un recordatorio de por qué es tan importante que Estados Unidos reduzca su dependencia de las fuentes extranjeras de combustibles fósiles”. “Con la aprobación de la Ley de Reducción de la Inflación, Estados Unidos está ahora en condiciones de realizar la inversión más importante jamás realizada para acelerar la transición hacia la energía limpia y aumentar la seguridad energética, incrementando nuestra dependencia de la energía limpia y de las tecnologías energéticas fabricadas y producidas en Estados Unidos”, concluyen.
