MADRID, 25 (EUROPA PRESS)

La jefa del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, Pilar Riobó, ha advertido de que las personas mayores son "las más vulnerables" a la falta de vitamina D, ya que a partir de los 65 años comienza a disminuir la capacidad de asimilación de este importante nutriente en el organismo.

Por este motivo, es importante que las personas más mayores sigan una dieta rica en este nutriente. "La capacidad de absorber vitamina D se reduce con la edad, por lo que este colectivo debería prestar una especial atención a su dieta. Aunque es una deficiencia que puede afectar a todos, las personas mayores son las más vulnerables", ha apuntado la doctora en la charla informativa 'Gebro Health Talks', organizada por Laboratorios Gebro Pharma.

La falta de vitamina D en adultos puede aumentar el riesgo de sufrir osteoporosis, neumonía, debilidad muscular e incluso está vinculada con la depresión y el cáncer de colon y mama. La función más importante de la vitamina D es la de mantener los niveles adecuados de calcio y fósforo en sangre, necesarios para la normal mineralización ósea, la contracción muscular, la conducción nerviosa y el correcto funcionamiento de numerosos procesos celulares y metabólicos.

La experta ha explicado que, especialmente en otoño e invierno, cuando disminuye el número de horas de exposición solar, la alimentación juega un papel "fundamental" para mantener unos niveles óptimos de Vitamina D. Entre esos alimentos se encuentran diversos pescados, como salmón, atún, caballa y sardina. También los moluscos, crustáceos y derivados y el aceite de hígado de bacalao. Por otro lado, otros alimentos que también aportan este nutriente de forma natural son la yema del huevo, la mantequilla, el hígado y las setas.

"Todos estos alimentos son muy accesibles, fáciles de combinar y ofrecen diversas formas de cocción y cocinado. Esto facilita su consumo y que podamos seguir una dieta variada, saludable y equilibrada, sin tener la sensación de que sea repetitiva. Cada semana deberíamos introducir alguno de estos alimentos, de la forma que más nos guste. Por ejemplo, pescado dos veces a la semana", ha explicado Riobó.

Además, también existen otros alimentos básicos que están enriquecidos por la industria alimentaria, como la leche, la mantequilla, la margarina y los cereales de desayuno. "A la hora de valorar si un alimento enriquecido es saludable o no, lo más importante es valorar el perfil nutricional. Una galleta con harinas refinadas, azúcar y grasas de poca calidad no será más saludable por aportar vitamina D. Pero una leche de vaca enriquecida puede ser un aliado perfecto para el consumo diario", ha concluido la doctora.

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