MADRID, 6 (EUROPA PRESS)
Investigadores del Boston Medical Center (Estados Unidos) han demostrado, en un estudio con más de 8.000 mujeres mayores que fueron evaluadas durante un promedio de 14 años, que el dolor de espalda frecuente y persistente se asocia con una muerte más temprana.
Después de controlar los importantes factores sociodemográficos y de salud, las mujeres que informaron sobre el dolor de espalda tenían un riesgo de muerte un 24 por ciento mayor en comparación con las mujeres sin dolor de espalda. Publicado en la revista 'Journal of General Internal Medicine', es el primer estudio que mide el impacto del dolor de espalda en la mortalidad. Los investigadores también encontraron que la discapacidad medida después del dolor de espalda ayudó a explicar la asociación.
"Por lo que sabemos, nuestro estudio es el primero en medir la discapacidad después de medir el dolor de espalda. Esto permitió un análisis prospectivo del dolor de espalda que persiste con el tiempo y las tasas posteriores de discapacidad, lo que puede ayudar a explicar la asociación entre el dolor de espalda y la mortalidad. Nuestros hallazgos plantean la cuestión de si una mejor gestión del dolor de espalda a lo largo de la vida podría prevenir la discapacidad, mejorar la calidad de vida y, en última instancia, extender la vida", explica el autor principal del estudio, Eric Roseen.
Después de tomar mediciones de referencia para el dolor de espalda, los investigadores realizaron un seguimiento con los participantes dos años más tarde y midieron nuevamente el dolor de espalda. En el cuarto año, se preguntó y observó a los participantes haciendo actividades comunes de la vida diaria. El estudio encontró que la discapacidad después de las mediciones del dolor de espalda explicaba en gran parte la asociación con la mortalidad.
Específicamente, la dificultad para realizar una o más actividades diarias básicas, como caminar distancias cortas o preparar comidas, explica casi la mitad (47%) del efecto del dolor de espalda frecuente y persistente en la mortalidad. El rendimiento en medidas más objetivas, como la velocidad de caminar, explicaba aproximadamente una cuarta parte de esta asociación (27%). De las 8.321 mujeres en el estudio, el 56 por ciento murió durante una mediana de seguimiento de 14,1 años. Una mayor proporción de mujeres con dolor de espalda persistente frecuente murió (65,8%) que aquellas sin dolor de espalda (53,5%).
Si bien los hallazgos del estudio coinciden con estudios anteriores que encontraron que las mujeres mayores con dolor de espalda diario o incapacitante tenían un riesgo elevado de mortalidad, no está claro por qué se produce esta asociación.
"El dolor de espalda puede afectar directamente las actividades diarias, pero los adultos mayores pueden evitarlos de manera inapropiada debido al temor a una nueva lesión o al empeoramiento de los síntomas. El no poder realizar o evitar las actividades diarias podría llevar al aumento de peso, el desarrollo o la progresión de otras enfermedades crónicas y, finalmente, la muerte temprana", especula Roseen.