MADRID, 23 (EUROPA PRESS)
El presidente y consejero delegado de la firma británica Aston Martin Lagonda, Andy Palmer, ha asegurado que la salida de Reino Unido de la Unión Europea (UE) no supone un riesgo económico para la compañía automovilística.
"Si se pusiera una tarifa aduanera, nuestros coches serían más caros en Europa y perderíamos cuota de mercado, pero en el caso contrario, marcas como Lamborghini, Ferrari o Bentley serían más caras en Reino Unido y ganaríamos ahí cuota de mercado. No es para tanto", explicó Palmer en un encuentro con la prensa española en Madrid.
No obstante, Palmer sí se mostró preocupado por la importación al país británico de piezas y componentes. "Si hay problemas en los puertos y no hay 'stock', la fábrica se para. Tenemos que aumentar nuestro 'stock' básico y tenemos otros planes para traer los componentes, como por vía aérea. Podemos afrontarlo, pero no queremos tener que hacerlo", apuntó.
Palmer sostuvo que lo mejor para la industria del automóvil británica es que exista y se apruebe un plan como el que propone la primera ministra británica, Theresa May. En 2017, el 25% de los coches que vendió Aston Martin se matriculó en la UE y el 35%, en Reino Unido.
Palmer, que desde 2014 lidera la reestructuración de la compañía, reconoció que la empresa barajó distintas opciones fuera de suelo británico para ensamblar su nuevo todocamino, el DBX, pero que finalmente la compañía decidió mantenerse en Reino Unido "para lo bueno y para lo malo". "Teníamos ofertas en Alabama (Estados Unidos), en Oriente Medio y Europa del Este, pero al final somos una marca británica e imagen de Reino Unido", apuntó.
El pasado 3 de octubre, Aston Martin debutó en la Bolsa de Londres y el directivo se mostró orgulloso de que, por primera vez en 28 años, se estrenara una firma automovilística en el parqué londinense. Además, quitó importancia a la bajada de la cotización de la compañía, ya que está "en línea" con la industria.
LA "INEXPERIENCIA POLÍTICA" PUEDE SUPONER UN PROBLEMA.
Por otra parte, Palmer afirmó también que la "inexperiencia política" puede suponer un problema para la industria del automóvil, ya que hace 15 o 20 años todos los gobiernos apostaron por el diésel e incentivaron su acogida y ahora se plantean prohibiciones de esta tecnología.
"Mi opinión es que los políticos primero tendrían que decidir cuál es el problema que quieren resolver: si son las emisiones de dióxido de carbono (CO2), la calidad del aire o el ruido. Después, son los ingenieros quienes llegarán a la mejor solución tecnológica", apuntó.
La mayoría de los ejecutivos apuestan por una transición hacia el coche eléctrico, pero, según el directivo, este tipo de vehículos no son "perfectos" para todos las soluciones. "No pueden decir (los políticos) que se cambien los coches si no se cambian las fuentes de producción de energía. Y también hay que instalar puntos de recarga", matizó.
Además, indicó que todavía hay muchas carencias que rodean al coche eléctrico, como el magnesio, que en su mayoría proviene de China; el litio, que proviene de América Latina, o el cobalto (que sirve para aumentar el nivel de la batería) que se extrae de las minas de África. "Yo diría que dejáramos a los ingenieros que innovaran. Se pueden llegar a varias soluciones", subrayó.
Por otro lado, el máximo responsable de la corporación británica destacó que la razón de que hayan aparecido "nuevos jugadores" en la industria del automóvil como Tesla es que los vehículos eléctricos son más fáciles de producir.