Encontramos muchos paralelismos entre el mundo del taxi y el de los fondos de inversión. Los taxis no quieren bajar sus tarifas, ni que funcionen los nuevos sistemas de contratación, como tienen los VTC; no les gusta la competencia, ni mejorar el servicio, ni la modernidad. En definitiva, pretenden seguir manteniendo su impopular monopolio.
Por su parte, los fondos de inversión en España, que son los más caros del mundo, tampoco quieren la llegada de competencia internacional, evitan modernizarse y facilitar a los partícipes contratar los fondos que quieran, mantienen el sistema tradicional bancario de ofrecer exclusivamente productos propios y pretenden que vivamos en el mismo oligopolio bancario de los últimos 40 años.
A todos aquellos sectores que no quieren el cambio, la ola de la digitalización les ha pasado por encima, como ha pasado con el cine, la televisión, la música, las líneas aéreas, las agencias de viajes, las gasolineras…En definitiva, un montón de industrias que hace 5 años no se hubiesen planteado que su forma de relacionarse con los clientes iba a cambiar han mutado o han desaparecido.
Ahora vemos que, gracias a la digitalización, todo ha cambiado y es totalmente distinto a lo que conocimos hace no muchos años. Y esta tendencia es imparable. Todos aquellos que quieran enfrentarse a ella perderán la oportunidad de adaptarse y subirse al carro de este cambio, por lo que también desaparecerán.
El taxi hacia los neofondos está en marcha y los 10 millones de partícipes españoles no volverán a elegir aquellos fondos que no sean rentables, poco transparentes y caros. Los neofondos llegan para quedarse y en pocos años al sector de los fondos no lo conocerá ni la madre que le parió.
