jerome powell president de la reserve federale americaine tient une conference de presse a washington

Los tipos de interés por las nubes no han sacudido la economía estadounidense exactamente como podríamos esperar. Un mercado laboral todavía fuerte, los ahorros familiares de la era de la pandemia y las hipotecas a tipo fijo a 30 años están ayudando a mantener fuerte el gasto de los consumidores. Y eso está manteniendo a las empresas un tanto protegidas contra el impacto de esas subidas de tipos, al menos por ahora.

Este gráfico muestra cómo suele afectar a las empresas la subida de los tipos de interés. Muestra los gastos netos por intereses (es decir, el coste de los intereses de la deuda de una empresa menos los ingresos procedentes del efectivo en depósito en el banco) para las empresas no financieras de EEUU (línea roja). El dato está en mínimos de los últimos 60 años, y eso a pesar de la escalada de los tipos de interés (línea negra). Ahora bien, aunque sólo las empresas más solventes tienen el poder de negociación para fijar tipos de interés sobre una deuda a 30 años, la mayoría podrían hacerlo sobre los intereses de la deuda a cinco o diez años. Así que, al ver las orejas del lobo asomar, las empresas mejor gestionadas ya habrán hecho el trabajo de negociación previo.

felix fuertes tipos altos

Pero no todo es un camino de rosas. Con el tiempo, habrá que refinanciar la deuda a medio y largo plazo, y si los tipos de interés se mantienen altos, afectará considerablemente a los estados financieros de las empresas. También está el hecho de que acumular efectivo que genere intereses o pagar una deuda cara supone una fuga de capital de la tesorería, lo que significa que habrá que sacrificar CapEx y/o retribuciones a accionistas como la recompra de acciones, los dividendos, las adquisiciones o simplemente la expansión del crecimiento.

Esta falta de inversión en incentivos podría perjudicar el crecimiento futuro de los beneficios de estas compañías y por tanto debilitar su posición en el mercado. Pero por ahora, una gestión inteligente del balance no sólo ha suavizado el golpe de un entorno de tipos más altos, sino que lo ha convertido en una ventaja.

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