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Si pensábamos que la economía estadounidense iba a estar en peor forma que ahora (potenciado por las rápidas subidas de los rendimientos de los bonos), aún estamos lejos.

Cuando hay una subida pronunciada de los rendimientos de los bonos, no tarda en producirse una recesión. Sólo mira dónde nos encontramos: durante los últimos tres años, el rendimiento de los bonos a 10 años, que nos sirve de referencia sobre el coste del dinero en el sistema financiero, ha escalado más de cuatro puntos porcentuales. Empezando este mes, se situó por encima del 5% por primera vez en 16 años. No habíamos presenciado este tipo de escalada en los rendimientos desde el comienzo de la década de los 80 cuando los esfuerzos para combatir la inflación llevó a los tipos de interés al alza y sumió a EE.UU. en dos recesiones consecutivas.

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Cabe destacar que los tipos de interés en esa época eran más altos de lo que lo son ahora: ajustados a la inflación, el rendimiento real de los bonos a 10 años permaneció cerca del 4% cuando la segunda recesión a mediados de 1981. Ahora mismo, se sitúan al 1%, pero se espera que esa cifra siga creciendo a medida que la inflación siga cayendo mientras los rendimientos de los bonos sigan creciendo.

La Reserva Federal quizás no tiene muchas opciones ahora mismo. Con la inesperada fortaleza del mercado laboral de EE.UU. y la economía en general, la Fed (cuyo trabajo se basa en mantener la inflación baja y el mercado laboral alto) quizás tendrá que mantener los tipos de interés elevados por un tiempo, manteniendo dicha presión alcista sobre los rendimientos de los bonos. De mientras, el creciente déficit presupuestario del gobierno, seguirá inundando el mercado de nuevos bonos en un momento donde sus mayores compradores (la Fed y otros grandes bancos centrales) se están alejando de ellos.

Por tanto, mientras la historia nos dice que las rápidas subidas de los rendimientos de los bonos es una gran razón para ser precavido, la actual resiliencia de la economía de los EE.UU. nos ofrece una narrativa contrastante. Queda por ver si la economía podrá mantener su impulso frente a las crecientes presiones o si la historia se repetirá una vez más.

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