A la mayoría no le gusta la fluctuación de precios. Cuando los precios caen mucho, amenazan la viabilidad de las empresas. Cuando los precios suben mucho, se asocia a un enriquecimiento injusto de las empresas. Esto es igual para el mercado energético. Sin embargo, los economistas, observando estos movimientos extraen información crucial.
Como en cualquier otro mercado con productos idénticos, el precio de la energía lo marca el suministrador más caro. Esto significa que las plantas energéticas con costes operacionales bajos, como las nucleares o las granjas eólicas, reciben los precios que cobran las centrales de gas. El resultado son enormes beneficios e indignación pública.
El problema es que el diseño de un mercado energético es complicado. La energía no se puede almacenar a gran escala y debe ser entregada en el momento en que se necesita. Los productores deben invertir mucho dinero por adelantado para construir infraestructura y deben poder recuperar dicha inversión y ser rentable durante décadas.
El actual diseño del mercado energético europeo es una secuencia de mercados, algunos incluso continentales, donde los proveedores de electricidad como las plantas energéticas se encuentran con proveedores minoristas, grandes clientes industriales y demás miembros del mercado. Algunos acuerdos se cierran meses o incluso años antes de que la electricidad sea suministrada ya que los suministradores y los clientes necesitan planificar ingresos y costes.
El precio de referencia de la electricidad y para los acuerdos de liquidación de muchos contratos a largo plazo se establece en el mercado al contado, donde el suministro físico de la electricidad se negocia de cara al día siguiente. Los suministradores ofertan el precio en función del coste de producción de una unidad extra de energía, lo que se conoce como coste marginal.
Algunas tecnologías, como la nuclear, son buenas suministrando un flujo constante de energía. Otras, como el gas, son buenas encendiéndose rápidamente. La solar funciona muy bien a mediodía. El precio del coste marginal de la energía proporciona la información necesaria para cambiar entre unas y otras, dando señales del valor de una unidad adicional de electricidad. El mercado también proporciona incentivos para hacer uso de la energía cuando es más barata de generar.
Durante un tiempo pareció que el problema del mercado energético europeo era que los precios eran demasiado bajos por lo que resultaba poco rentable para las empresas. Con la entrada en el mercado de más y más energías renovables, el precio de la electricidad llegó a caer hasta el cero e incluso a terreno negativo. La pregunta era cómo las cada vez más marginales centrales de gas, que podrían ser necesarias para cubrir los días más fríos y cubiertos de invierno, podrían hacer suficiente dinero durante el resto del año como para sobrevivir.
El problema ahora es muy diferente. El mercado energético europeo se enfrenta a precios desorbitados para la electricidad como consecuencia de la guerra así que los políticos se enfrentan a, principalmente, tres problemas:
-El primero es preservar las señales del valor de una unidad adicional de electricidad.
-La segunda es cómo redistribuir beneficios.
-La tercera es preparar el mercado energético europeo para la próxima crisis.