En los últimos años, el concepto de economía circular ha ido ganando cada vez más peso en la industria. Cientos de empresas han optado por implementar procesos basados en este modelo, mejorando la gestión que hacen tanto de los recursos como de sus residuos y cambiando por completo su forma de producir. En este sentido, en nuestro último paper 'Modelos de negocio basados en la economía circular: cómo pueden las empresas pasar de la linealidad a la circularidad', estimamos que un 43% de las empresas españolas ha impulsado procesos de economía circular, porcentaje que aumenta hasta el 86% en el caso de las empresas del Ibex 35.
Sin embargo, no nos encontramos aún en el punto de afirmar que la economía circular se ha convertido en el modelo predominante. Nuestro mundo es solo un 11,2% circular según Eurostat – por debajo de la media europea, que se sitúa en un 12,8% -, lo que significa que la mayoría del tejido empresarial sigue atrapado en el modelo lineal basado en “extraer, producir, consumir y desechar”. Un modelo que no sólo es perjudicial para el medioambiente, sino que además resulta poco eficiente desde una perspectiva estrictamente económica. Por ejemplo, si consideramos la producción agroalimentaria, el 40% del total de alimentos que se producen en la Tierra no se consumen, según un informe internacional de la ONG WWF. Esto quiere decir que estamos haciendo un consumo excesivo e ineficiente de nuestros recursos. De hecho, en 2021 a nivel nacional, se consumieron en menos de cinco meses todos los recursos naturales que el planeta puede regenerar en un año.
"Si el planeta no se sostiene, tampoco lo harán las empresas"
Hemos pasado décadas ignorando la salud del planeta, considerándolo una fuente de recursos inagotable, lo que le ha llevado al límite de su capacidad física. Ahora es el momento de escuchar los mensajes de alarma que nos está mandando: la temperatura global sigue aumentando y, de continuar apostando por la economía lineal, nos dirigiremos vertiginosamente a un escenario de entre 3 y 6 °C de aumento de las temperaturas para el año 2044. Es decir, a un futuro inhabitable. Y me gustaría detenerme aquí para hacer un llamamiento a todos y todas las dirigentes empresariales, pues son ellos los que tienen la llave para transformar el sistema: estamos a tiempo de salvar la economía y el planeta, pero es necesario interiorizar que, sin un planeta saludable, la economía no tiene sentido. Si el planeta no se sostiene, tampoco lo harán las empresas. Si el planeta rebosa de salud, la prosperidad estará asegurada.
En este sentido, el camino a seguir para asegurar el éxito del binomio economía y medioambiente es el cambio hacia una economía más circular que reduzca el uso de materias primas y que incentive el rediseño, la reutilización, la reparación, la remanufacturación y el reciclaje en cada paso de la cadena de valor. Ésta puede ayudar a reducir drásticamente el uso de recursos, lo que, junto a la descarbonización, puede ofrecernos un horizonte y un futuro sostenible. Además, en términos económicos, la transición a un modelo circular podría desbloquear un crecimiento del PIB mundial de hasta 4,5 billones de dólares de aquí a 2030.
Desde el Pacto Mundial de Naciones Unidas España, alentamos a las empresas a alinear sus negocios con este modelo y les ofrecemos cinco pasos para hacerlo. Éstos van desde el compromiso de integrarlo transversalmente en toda la cadena de valor y establecer objetivos específicos, hasta el desarrollo pleno de un modelo de negocio circular. Con ello, no sólo favorecerán la resiliencia de sus negocios y la adaptación a presentes y futuras normativas, como la nueva Estrategia Española de Economía Circular “España Circular 2030”, sino que además contribuirán a la Agenda 2030, pues prácticamente una quinta parte de las metas del marco de Naciones Unidas están relacionadas con este modelo.
Los beneficios están claros y el sentido de urgencia también. Necesitamos rendirnos a la lógica circular porque es el sentido del planeta y, por tanto, el sentido de los negocios. Y solo las empresas capaces de asumir este cambio estarán a prueba de futuro. Un futuro más próspero, más resiliente y por supuesto, más sostenible. Un futuro circular.