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El interés de los inversores por el conjunto de oportunidades que existen en los que denominamos activos alternativos es creciente, porque realmente existen oportunidades en un segmento de inversión que ayuda a diversificar una cartera, al contar habitualmente con una correlación baja con activos tradicionales. De ahí que los profesionales debamos realizar un minucioso análisis para detectar cualquier señal de ruido, realizando pruebas y ajustes que permitan adaptar y mejorar todos los procesos de inversión. La clave reside en procesar la información sobre el impacto de los diferentes factores, a menudo en tiempo real, para aprovechar la siguiente ola de oportunidades de inversión.

Así, por poner un ejemplo de la estrategia para los próximos meses en alternativos, en el segmento de la inversión inmobiliaria, tras atravesar unos últimos dieciocho meses complejos, la foto actual resulta prometedora. Las condiciones del mercado están creando una oportunidad única a corto y medio plazo para la deuda inmobiliaria en todo el espectro riesgo-rentabilidad y existen oportunidades en el sector residencial y logístico, ya que siguen siendo los que ofrecen las rentabilidades ajustadas al riesgo más atractivas. Igualmente, la escasez de la oferta podría impulsar un fuerte crecimiento de los alquileres en los próximos años.

Del mismo modo, el margen que ofrece la transformación energética en el continente europeo hace atractivo el segmento de las infraestructuras, especialmente a medida que Europa busca reforzar su independencia energética. En 2024 debería regresar un volumen de actividad mayor en lo referente a captación de fondos y transacciones, aunque existe todavía un cierto lastre debido a la ralentización del crecimiento económico, a la reducción de la inflación y al hecho de que algunos de los mayores niveles de ingresos generados por las infraestructuras, en el reciente entorno de mayor inflación, serán necesarios para hacer frente al aumento de los costes de la deuda. Con las próximas bajadas de tipos, el impacto negativo en las valoraciones y la rentabilidad, derivado de las recientes condiciones del mercado, debería ser solo transitorio, aunque el escrutinio de los activos con estrategias de inversión de capital elevadas debería mantener las valoraciones bajo control.

Otro de los elementos en los que habrá que fijarse a la hora de encontrar alternativas de rentabilidad es el ámbito de la transición digital, así como en la transición energética, aunque existe un riesgo político que afectará a esta evolución.

Otro de los segmentos de inversión en alternativos en los que nos podemos fijar, por las favorables perspectivas, es el ámbito de la deuda privada. Los temores, que se han reducido en las últimas fechas, a una recesión de cara a los próximos meses, en combinación con el desequilibrio entre la oferta y la demanda de financiación, deberían servir de ayuda para el mantenimiento de oportunidades atractivas para los prestamistas alternativos en todo el espectro de riesgo, mientras que los fundamentales siguen mostrando una mejora interanual. Los tipos básicos más elevados, junto con unos diferenciales saludables, generarán retornos competitivos para inversiones de menor riesgo. A pesar de que las estrategias de alto rendimiento conllevan mayores riesgos, se verán mitigados por las características defensivas de la garantía o la industria o compensados de otra manera a través de diferenciales elevados. En definitiva, estamos en un escenario donde el crédito privado continúa siendo una propuesta de valor sólida.

Satisfacer las necesidades de los clientes con una amplia gama de activos reales es una tarea en la que seguir ahondando. Aquí hablaríamos entonces de soluciones líquidas que proporcionan una variedad de puntos de acceso y se pueden utilizar para ampliar el conjunto de oportunidades alternativas, satisfacer las necesidades de liquidez y ofrecer transparencia en la valoración, complementando así la oferta de soluciones privadas a clientes.

Sin duda, los activos alternativos cuentan con unos fundamentos sólidos para convertirse en elementos fundamentales en las carteras de los inversores. Además de ser las mejores opciones para diversificar una cartera de inversión, por las múltiples opciones que ofrecen y porque normalmente tienen una correlación baja con activos tradicionales, en estos tipos de activos, existen múltiples estrategias alternativas diferentes (global macro, long/short equity…). De hecho, cuando hablamos de alternativos también tenemos que pensar en los activos reales líquidos como el oro o las infraestructuras cotizadas, como apuestas a tener en cuenta con una correlación baja con el conjunto de la renta variable, con un carácter defensivo y que tienen una rentabilidad por dividendo interesante.

De este modo, el escenario actual empuja a las entidades a incorporar estas estrategias como una piedra angular de su negocio, acelerando el crecimiento en este ámbito para responder a las necesidades del mercado y de los clientes. Aprovechamos oportunidades que ofrece el mercado y solventamos una parte que históricamente ha estado infra atendida, como es el segmento de los mercados de crédito privados, entre la deuda senior y la renta variable. Se trata de dar un impulso estratégico y ofrecer soluciones personalizadas y diferenciales para los clientes.

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