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Los fondos de paridad de riesgo, también conocidos como fondos de volatilidad controlada o ponderados por la volatilidad, tienen una presencia formidable en el mercado. Utilizan estrategias basadas en reglas para asignar sus carteras en función del riesgo, acumulando activos cuando suben durante periodos de baja volatilidad y descargándolos cuando la negociación se vuelve agitada, independientemente de la dirección del mercado.

Últimamente, el posicionamiento en bolsa de estos fondos ha rondado en máximos de diez años, gracias a la subida de los precios y la caída de la volatilidad. Y esa reciente popularidad podría desencadenar una enorme oleada de ventas forzadas si la volatilidad se dispara.

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Según el banco de inversión Nomura, bastaría un movimiento del 1% en el S&P 500 (al alza o a la baja) cada día durante una semana para desencadenar una enorme oleada de ventas entre los fondos controlados por la volatilidad, lo que podría detener el repunte de las acciones estadounidenses. La última vez que el S&P 500 fluctuó más de un 1% al día durante toda una semana fue a principios de febrero (barras sombreadas), que por cierto fue el único mes negativo del índice en lo que va de año.

Es más, la asimetría en este caso (entre la venta potencial frente a la compra adicional de estos fondos) sería enorme, según Nomura. Una fluctuación diaria del 1% en el S&P 500 durante una semana, por ejemplo, podría traducirse en aproximadamente 28.800 millones de dólares en ventas de acciones. Por el contrario, un mercado tranquilo y lateral generaría sólo unos 2.300 millones de dólares en compras adicionales.

Una oleada de ventas forzadas que invirtiera la tendencia alcista de las acciones estadounidenses también podría desencadenar ventas posteriores por parte de otro grupo de fondos: los asesores de negociación de materias primas (CTA). Estos fondos de cobertura compran y venden futuros para seguir las tendencias de los distintos mercados, y han aumentado su exposición a las acciones hasta el nivel más alto desde antes de la pandemia, según Deutsche Bank. Para estos fondos, tanto la volatilidad como las señales de tendencia son importantes. Por tanto, si la volatilidad aumenta y las acciones estadounidenses empiezan a bajar, también se verán obligados a deshacerse de ellas, lo que agravará la venta masiva.

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