Los precios de los bonos y las acciones dependen de factores diferentes con distintos desfases. Pero en realidad hay un ciclo claro y fiable a todo el sistema. La liquidez, es decir, la accesibilidad y asequibilidad del crédito, tiene mucho que ver con este ciclo. Cuando el crédito es fácilmente accesible y barato, los hogares pueden derrochar y las empresas pueden alimentar bien sus operaciones. Además, los tipos de interés bajos aumentan el valor actual de los futuros flujos de caja de una empresa y hacen subir los precios de los activos. Unos tipos más bajos también empujan a los inversores que buscan mayores rendimientos hacia activos de mayor riesgo, como las acciones. Y cuando el crecimiento económico es fuerte, las empresas se benefician. Como resultado, las acciones eclipsan a los bonos para alcanzar nuevos máximos, a menudo tocando su techo del ciclo.
Pero si hay demasiado crecimiento económico, suele producirse la temida inflación. Eso obliga a los bancos centrales a subir los tipos de interés, en un intento de frenar la cantidad de crédito disponible y ralentizar el crecimiento para contener la subida de los precios. Tanto las acciones como los bonos luchan en ese entorno, que se parece a la parte superior del gráfico, y es donde probablemente nos encontremos ahora mismo.
Lo bueno de este ciclo es que nos ayuda a predecir el futuro. Podría decirse que nos encontramos en la parte superior derecha del gráfico en este momento, justo antes de que los bancos centrales levanten el pie del pedal de subida de tipos y antes de que el crecimiento económico se ralentice. Y mientras que los bonos podrían beneficiarse a continuación, las acciones no necesariamente tendrán los mismo resultados. Por el contrario, a medida que esas subidas de tipos empiecen a afectar más seriamente a la economía, los beneficios de las empresas probablemente se resentirán y la confianza de los inversores caerá.
Los inversores, por tanto, no querrán comprar acciones hasta que sus expectativas de rentabilidad suban, lo que probablemente sólo ocurrirá cuando caigan los precios y las valoraciones. Los bonos, por su parte, se beneficiarán de los recortes de los tipos de interés y de la búsqueda de activos refugio por parte de los inversores. Esto no quiere decir que vayan a subir como la espuma o que se mantengan estables, pero en esta fase del ciclo parecen mejores que las acciones.