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PetróleoEUROPA PRESS - Archivo

Una tormenta perfecta se ha desatado en la economía mundial con desastrosas consecuencias para los mercados. A la crisis sanitaria provocada por la pandemia de Covid-19 se ha unido la guerra del petróleo declarada entre Rusia y Arabia Saudí, conflicto en el que no había querido intervenir Estados Unidos.

El acuerdo de última hora alcanzado este jueves entre los dos antagónicos países, uno de ellos miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), con la mediación de Trump, puede mitigar en parte las consecuencias negativas que ha tenido este inoportuno conflicto en las bolsas mundiales.

Para entender las posturas, Rusia no quería rebajar la producción de crudo en unos momentos de confusión mundial. Tras un principio de acuerdo alcanzado con la OPEP, Arabia Saudí se descolgó con una propuesta para ajustar la producción en 1,5 millones de barriles al día, opción que inmediatamente descartó el Gobierno de Putin. La guerra estaba declarada.

El precio bajó en pocas semanas de 55 a 20 dólares el barril, una pérdida del 63% de su precio. En estas circunstancias, es evidente que los árabes tienen capacidad para aguantar más tiempo aunque el precio sea muy bajo, algo que Rusia no se puede permitir.

Veremos si efectivamente esta tregua que acaban de alcanzar para recortar la producción se convierte en la paz definitiva o es solo otro episodio de la lucha que mantienen por aumentar sus cuotas de mercado.

Los inversores, pese a estos vaivenes, no deben desesperarse. Es cuestión, una vez más, de analizar nuestro perfil de riesgo y revisar si estas situaciones puede influir en nuestra forma de ver las inversiones. Estas situaciones provocan también oportunidades de inversión, pero recomendamos ponerse en manos de gestores capaces de manejar estas situaciones. Es en momentos como este que estamos viviendo cuando debemos confiar en ellos.

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