En los últimos meses, muchas voces están dando su opinión sobre el futuro del sistema público de pensiones en España, un modelo que, si nadie lo impide, corre el riesgo de quiebra en un plazo máximo de dos años. Mes a mes, el gasto en pensiones contributivas sigue batiendo récords –en septiembre aumentó un 4,86% sobre el mismo mes de 2017, hasta alcanzar los 9.235 millones de euros- y un incierto futuro se vislumbra para los trabajadores en activo debido al agotamiento del Fondo de Reserva de la Seguridad Social, lo que denominamos coloquialmente la hucha de las pensiones: a día de hoy ,apenas quedan 8.000 millones de euros.
Hemos escuchado a varios políticos decir que una subida de impuestos a las rentas más altas y la retirada de los beneficios fiscales a los planes de pensiones solventaría de un plumazo todos los problemas de las pensiones. Mientras tanto, el mismo Fondo Monetario Internacional ha advertido que ligar las pensiones a las subidas del IPC para que los pensionistas no pierdan poder adquisitivo, como ocurre hoy en nuestro país, es insostenible…
Otros, en cambio, confían en que la llegada de inmigrantes podría paliar el descenso de la tasa de natalidad y compensar así las maltrechas cuentas de la Seguridad Social, lo que arreglaría el problema para los próximos decenios. Escenario que depende de demasiados supuestos como para fiar todo el futuro de las pensiones a que se cumpla. Así las cosas, el Pacto de Toledo sigue reuniéndose buscando soluciones que mucho nos tememos no van a ser suficientes.
El aumento de la esperanza de vida en nuestro país sigue a un ritmo firme, y ya asumimos que los niños que nacen hoy vivirán 100 años. Pese a esta evolución, no se han tomado medidas para minimizar el impacto que produce que vivamos más años, y por lo tanto, cobremos durante mucho más tiempo las pensiones.
La solución a este gigantesco problema no es fácil. En primer lugar, se necesita un consenso entre todos los partidos políticos que deje atrás la demagogia y los réditos electorales, y busque lo mejor para todos los trabajadores. Este gran acuerdo debería plantear una solución permanente.
¿Qué medidas garantizarían, entonces, la viabilidad de nuestro sistema de pensiones? Desde Feelcapital entendemos que deberían sustentarse en tres pilares básicos: el primero, las aportaciones a la Seguridad Social; el segundo, las contribuciones a un sistema de pensiones desde la empresa; y el tercero, la suscripción de Planes de Pensiones privados por cada trabajador para conseguir una jubilación sin penalidades.
Cierto es que, a día de hoy, los planes de pensiones privados son caros y poco rentables. Desde Feelcapital abogamos por cambiar este modelo con el lanzamiento del primer fondo de pensiones asesorado por un robo advisor: un fondo centrado en la rentabilidad y en la transparencia en vez de en el cobro de las comisiones.
Lo que no está en nuestras manos es poner de acuerdo a los diferentes partidos políticos. Por eso, hoy es necesario alejarse de medidas populistas que solo pretenden penalizar el ahorro y alcanzar un acuerdo político y social que se antoja más necesario que nunca.