En el mundo de la inversión existen muchos factores a tener en cuenta a la hora de elegir un fondo. Dejando a un lado los factores macroeconómicos como los tipos de interés, decisiones políticas, precio del petróleo o las divisas, si queremos escoger un fondo de inversión adecuado tenemos que entender, también, ratios o coeficientes de los mismos. En este post explicaremos dos de los coeficientes más analizados por los inversores: el Alfa y la Beta.
Alfa: El alfa de un un fondo mide la destreza de un gestor y la de su equipo. Mide el rendimiento de una inversión frente a la de su índice. Por ejemplo, un fondo que invierta en renta variable americana, generalmente se comparará con el índice S&P 500.
Beta: La beta de un fondo está ligada directamente a la volatilidad y a su índice de referencia. Se puede dar que la beta sea igual, mayor o menor a uno.
-Si β < 1. Significa que el fondo tiene menos volatilidad que su índice de referencia.
-Si β = 1. El fondo tiene igual de volatilidad que el índice.
-Si β > 1. El fondo será más volátil que su índice.
Por tanto, como inversor, no hay discusión en que un mayor alfa siempre será lo ideal. En cuanto a la beta de un fondo, dependerá de nuestro perfil de riesgo, ya que está directamente relacionado con las caídas y las subidas del mercado. Habrá inversores que por su perfil se inclinen por una beta mayor a uno y otros que piensen lo contrario. Por tanto, es importante entender estos coeficientes porque nos ayudarán a elegir el producto que más se adapte a nosotros.
Recalcar que estamos hablando en todo momento de fondos gestionados de forma activa, ya que los fondos pasivos o ETFs, generalmente, tendrán una beta igual a uno y un alfa ligeramente menor que 0, ya que replican un índice y a esta performance hay que restarle las comisiones que cobren estos productos.
En conclusión, si vas a decidir invertir en fondos, a la hora de seleccionar cuál hay que tener en cuenta más factores, aparte de los puramente macroeconómicos. Estos dos ratios son uno de tantos, pero saber interpretar estos coeficientes nos ayudará a elegir de una forma más adecuada qué fondo es más afín a nuestro perfil de riesgo, además de entender de dónde proviene la rentabilidad del fondo y, aproximadamente, prever la que pueda tener en un futuro.