- Necesidad de reestructurar la organización durante el trabajo pasar de roles a tareas
- Habrá una progresiva diversificación, mayor flexibilidad laboral, proyectos distintos
Llevamos varias semanas analizando distintos aspectos de la llamada segunda edad de las máquinas y como nos afectará en el futuro, esta vez nos vamos a centrar en como este suceso cambiará nuestro mercado laboral, que problemas nos surgirán y que debemos hacer para adaptarnos y conseguir que nuestra organización o empresa alcance el éxito.
Las compañías que nos interesan son creativas e innovadoras a la hora de aprovechar la inteligencia
La cuestión fundamental que los líderes del mañana han de plantearse, con el fin de llegar a levantar una organización grande, que pueda alcanzar la categoría de “icónica”, es cómo aprovechar al máximo la inteligencia artificial y la robótica. Desde la Fundación Innovación Bankinter se ha presentado la XXIV publicación de su think tank (Future Trends Forum) en el que se ha analizado la llegada de esta segunda edad de las máquinas y una de los conclusiones más claras es que necesitamos un cambio de mentalidad, si nos fijamos en las compañías “icónicas” del siglo pasado, la mayoría destacan por ser capaces de hacer algo a gran escala y hacerlo al menor coste posible; para ello era necesaria la especialización de la mano de obra y la estandarización de los procesos, pero esto se ha modificado con el desarrollo de la tecnología, Las compañías que hoy nos interesan son aquellas más creativas e innovadoras a la hora de aprovechar la inteligencia, los dos primeros ejemplos que nos vienen a la cabeza podrían ser los de Google y Facebook.
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Como afirma Tammy Erickson, que lleva estudiando estos procesos más de 30 años en la London Business School, el tipo de preguntas para las corporaciones del futuro va más en el sentido de romper ideas prestablecidas “que ayuden a que las personas mantengan sus mentes abiertas”, entre otras cosas, la clave estará en la organización interna, y en cómo ésta es capaces de aprovechar al máximo la materia gris de todos sus recursos humanos y tecnológicos. Erickson establece cinco frentes a tener en cuenta en el futuro:
1.- ¿Cómo atraer y aprovechar ese talento y esos recursos humanos? Una de las ideas más sugerentes de la profesora es que la cantidad de dinero con la que se retribuya al empleado ya no será un factor primordial para lograr de él su mejor resultado. El conseguir aportarle un “significado”, un propósito a su trabajo sí lo será. Para el tipo de esfuerzos que serán esenciales en el trabajo del futuro, será más importante la motivación y la autorrealización que el puro y duro incentivo económico, y los líderes que mejor identifiquen estas claves estarán mejor predispuestos para que su compañía realmente marque la diferencia.
2- Cambiar la estructura de roles a tareas. La necesidad de reestructurar la forma en que organizamos el trabajo. Éste pasaría de estar estructurado en grandes roles a estarlo en tareas. Es decir, un trabajo que se puede hacer en cualquier sitio y a cualquier hora. Lo importante es que acabe efectivamente hecho. Esta nueva concepción supondría muchas ventajas en aquellos sectores y actividades donde se pudiera adaptar, tal y como se explicó en el FTF: Da más posibilidades a las personas para elegir lo que prefieren hacer, permite centrarse con mayor precisión en aquellos aspectos en los que sería conveniente incorporar más tecnología, permite una mayor movilidad dentro de cada empresa…
3.- Implementar la tecnología en esas tareas. Sacar provecho de la tecnología para implementar la forma en que se integran las tareas. Durante muchos años las empresas se han dedicado a elaborar planes, horarios, calendarios… pero hoy en día la comunicación es más fácil, barata y accesible que nunca, lo que permite la coordinación casi instantánea desde cualquier punto. La innovación de muchas empresas del futuro en su camino por sacar lo mejor de todos sus empleados puede venir por el lado de ir más allá de la localización física tradicional del puesto de trabajo, o de la jornada de trabajo tal cual la hemos entendido hasta ahora.
4.- La forma de relacionarnos con el trabajo. La forma en que las personas individuales se relacionan con el trabajo. Habrá una progresiva diversificación, mayor flexibilidad laboral. El trabajo del futuro no hará desaparecer el puesto de trabajo a tiempo completo, pero es probable que lo reduzca a su mínimo y lo vaya sustituyendo por trabajos asociados a tareas concretas, con espacios y tiempos más delimitados. No se trata tanto de una precarización del empleo, sino la forma que tendrán los trabajadores capaces de aportar un gran valor añadido de hacerlo en muchas empresas y muchos proyectos distintos.
5.- Entender el verdadero valor del trabajo. La clave no está tanto en instruir o dirigir a cada empleado para hacer una determinada labor. No. Los líderes que serán referencias en el futuro serán capaces de generar en sus trabajadores la voluntad de dar lo mejor de sí mismos en el trabajo con su “esfuerzo discrecional”; éste será el que marque las diferencias entre unas empresas y otras. Serán más exitosas aquellas que sean capaces de obtener de sus empleados un esfuerzo, una capacidad y un talento diferencial. Y no solo que sean capaces de obtenerlo, sino alentarlo, aprovecharlo y sacarle rendimiento. Hay pocas mejores maneras de tener una empresa innovadora que el lograr que sus empleados quieran, por su propia voluntad, contribuir de forma activa en que ésta mejore.
No se trata de dinero, ni de otros incentivos. Sino de “significado”, darle a las personas la capacidad de sentir que participan de algo mayor que ellos mismos; un propósito.
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