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Frances Haugen, la denunciante de Facebook que publicó decenas de miles de páginas de investigaciones y documentos internos de la empresa, ha acusado a la compañía de anteponer sus ganancias a la seguridad de los usuarios, creando un ecosistema de polaridad que fomenta los extremismos.
"Facebook resolvió sistemáticamente sus conflictos a favor de sus propios beneficios. El resultado ha sido un sistema que amplifica la división, el extremismo y la polarización, y que socava las sociedades de todo el mundo", ha declarado ante la Comisión de Valores y Bolsa del Senado de Estados Unidos.
Un ejemplo de ello es la insurrección del pasado 6 de enero en el Capitolio de EEUU, cuando Facebook dijo que trabajaría para hacer la plataforma más segura de cara a los anunciantes eliminando los discursos de odio. Haugen ha dicho que no fue así.
La extrabajadora de la compañía ha advertido a los legisladores de que "nadie puede entender las opciones destructivas de la compañía mejor que Facebook, porque solo Facebook consigue mirar bajo el capó". Ante ello, también ha animado a impulsar normas que regulen la actividad de la red social, pero "no bastarán los retoques de las anticuadas protecciones de la privacidad".
Apunta directamente a Mark Zuckerberg, puesto que es el máximo accionista de los títulos con derecho a voto y el consejero delegado. "Ninguna empresa con un poder similar está controlada unilateralmente", ha sentenciado.
En cuanto al proyecto de Instagram para niños, sobre el cual los legisladores pidieron que se pararan los planes al respecto, Haugen tiene claro que la compañía no ha dejado de trabajar en el producto "porque tiene que encontrar nuevos usuarios". "En el caso de los cigarrillos, 'sólo' el 10% de los que fuman llegan a tener cáncer de pulmón, así que la idea de que el 20% de usuarios pueda estar enfrentándose a graves enfermedades de salud mental y que eso no sea un problema resulta chocante", ha argumentado al mencionar los estudios sobre el uso de las redes sociales de Facebook.
Haugen ha declarado también que el punto de inflexión que le llevó a denunciar estas prácticas fue cuando tras las elecciones presidenciales de 2020, la compañía disolvió el equipo de integridad cívica y no lo incluyó en ningún otro departamento. "Seis meses después de la reorganización, habíamos perdido claramente la fe en que esos cambios iban a producirse", ha afirmado, añadiendo que "di la cara porque reconocí una verdad aterradora: casi nadie fuera de Facebook sabe lo que ocurre dentro de Facebook".