Las vacaciones de este verano se presentan inciertas. Muchos no disfrutarán del descanso estival fuera de casa sean cuales sean las medidas que finalmente vaya implementando el Gobierno para la movilidad. Y es que el miedo al coronavirus seguirá muy presente e invitará a no salir, por no hablar de los planes de cientos de familias para no gastar más de lo imprescindible ante la crisis que ya se está viviendo y que se avecina.
Sin embargo, el verano hay que pasarlo y, a ser posible, lo mejor que se pueda. Y una opción para soportar el calor y garantizar el ocio en el hogar es hacerse con una piscina, más o menos sofisticada, e instalarla en nuestras casas. La demanda de piscinas -de obra, pero sobre todo desmontables- se está disparando. La empresa Fluidra, líder mundial del sector de equipamiento de piscinas, explicaba esta semana que estudios recientes sugieren que se puede registrar una tendencia favorable por el efecto 'quedarse en casa' generado por la pandemia, y anticipaba un buen verano debido a este motivo. "La compañía estima que la temporada de este año, aunque acortada por la situación extraordinaria, podría ser buena", indicaba en una nota.
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La opción de la piscina en casa cobra aún más fuerza toda vez que, hoy por hoy, aún no se sabe qué va a pasar con las piscinas públicas este verano. El Gobierno no ha detallado todavía en qué fase ni en qué condiciones podrán retomar su actividad ni las comunitarias, ni las municipales, ni las que formen parte de algún complejo deportivo o de ocio. Asofap (Asociación Española de Profesionales del Sector Piscina) tiene claro que las piscinas se abrirán finalmente este verano, pero de momento lo único cierto es que el Gobierno ha excluido la utilización de piscinas y zonas de aguas en la denominada fase 1 de la desescalada.
"Comunicamos nuestra disconformidad con la decisión del Gobierno de España (...) porque entendemos no se justifica sanitariamente. El agua de una piscina debidamente tratada está libre de Covid-19, tal y como ya han publicado las más altas instancias sanitarias internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y más recientemente el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)", han dicho desde Asofap.
Mientras tanto, las comunidades de propietarios recuerdan que se tarda cinco semanas en poner a punto una piscina. La AMEP (Asociación Madrileña de Empresarios de Mantenimiento de Piscinas) insiste en la necesidad de una resolución por parte del Ejecutivo, no solo de una fecha de apertura para esta temporada, sino de un protocolo común oficial sobre las medidas de protección e higienización que deben cumplir estas instalaciones.
CON PRUDENCIA
"Estoy pensando en comprar una piscina y ponerla en casa este verano. No estoy muy tranquila con la idea de ir a la piscina pública. Lo que no sé es si la terraza aguantará". Este comentario, totalmente verídico, refleja los planes de una de las muchas familias españolas para este verano.
Sin embargo, debe primar la prudencia a la hora de instalar una piscina desmontable en casa. Un reciente artículo en Idealista, en el que se cita a arquitectos, explica que hay que tener cuidado con instalar la piscina en una terraza o un balcón porque no todo es válido.
En un edificio de viviendas convencional, las sobrecargas de uso se estiman en 2 kN/m2 (kilonewtons por m2), que vienen a ser aproximadamente unos 200 kilogramos-fuerza por m2 (203,9 kg/m2). Una casa está pensada para aguantar, además de lo que ya pesa ella con todos sus materiales, 200 kg/m2.
“Una piscina, igual que un mueble, una agrupación de personas, una jardinera... se considera sobrecarga de uso, y tiene que cargar sobre el suelo como máximo esos 200 kg/m2. Esto, en una piscina, equivale a una capa de agua de 20 cm de altura. Si pensamos en una piscina de 50 cm, tenemos que saber que cargará 500 kg/m2. Una de 70 cm, 700 Kg/m2, y una de 1 metro de altura cargará 1000 kg/m2. Mucho más que lo que se tuvo en cuenta al calcular la estructura del edificio”, advierten los arquitectos.
