Elogió el trabajo en equipo de los agentes que lo detuvieron en un hotel de Madrid tras dos años en la clandestinidad
MADRID, 6 (EUROPA PRESS)
El ciberestafador más buscado por las fuerzas de seguridad estuvo dos años viviendo en la clandestinidad, de hotel en hotel y con una vida en solitario alejada de grandes lujos y ostentaciones, a pesar de tener sicarios a su cargo y alardear de haber tenido acceso a 300.000 euros al mes gracias al beneficio generado por la red de páginas web con las que llevaba a cabo sus fraudes ofreciendo productos tecnológicos con descuentos que nunca llegaban a los clientes.
El líder de la considerada como la mayor organización dedicada a las ciberestafas en España es Jordi A. F., un joven español de 23 años procedente de una familia de León muy humilde de la que se distanció por completo conforme fue perfeccionando e incrementando sus estafas online.
No tenía grandes conocimientos informáticos ni estudios, aunque sí es embaucador, intuitivo y calculador. Cuando le pusieron las esposas en un hotel céntrico de Madrid no dudó en elogiar el trabajo en equipo llevado a cabo por la Guardia Civil. Sospechaba que alguien de su entorno lo había 'vendido' porque tenía una alta consideración hacia sí mismo y llegó a creer que era impune, por lo que incluso se mofó de algunas de las personas estafadas.
"Su vida se resumía en las dos maletas con las que se movía siempre", señalan los investigadores, que ponen en valor la detención tanto del escurridizo Jordi A. F. como de su núcleo de afines: un informático al que conoció por Internet y que colocó al frente del diseño de las web 'espejo' de páginas online fiables y del posicionamiento en buscadores de Internet y un tercero encargado de las "mulas", las personas que abrían las cuentas bancarias a su nombre desde la que se canalizaban las transferencias bancarias.
Los tres han ingresado en prisión sin fianza por orden del Juzgado de primera instancia e instrucción número 4 de Requena (Valencia). Le seguían la pista tanto la Policía Nacional como la Guardia Civil, así como policías autonómicas en virtud a las 26 requisitorias de detención e ingreso en prisión. No tenía DNI en vigor y utilizaba identidades falsas, según señalan a Europa Press fuentes de la investigación.
Los agentes guiados por el Grupo de Delitos Telemáticos de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil que esposaron a Jordi A. F. en un céntrico hotel de Madrid no le pusieron cara hasta los últimos tres meses, cuando se intensificó su búsqueda ante la constatación de que preparaba su próximo golpe: quería ganar un millón de euros con la campaña comercial de descuentos del BlackFriday del próximo mes de noviembre. Y luego retirarse a vivir del dinero amasado durante este tiempo. Una de las líneas de investigación abiertas afecta al posible blanqueo de dinero fuera de España.
"YA TENGO UNA PERSONA PARA DARTE UN ESCARMIENTO"
Los policías han intervenido vídeos en los que se aprecia cómo ordenaba palizas a colaboradores que no mantenían la disciplina dentro de la organización criminal desarticulada en la 'operación Lupin', como bautizaron los agentes a Jordi A. F. en honor a Arsenio Lupin, el ladrón de guante blanco de las novelas del escritor francés Maurice Leblanc convertido también en unos dibujos animados.
Tampoco dudó en hacerse pasar por la propia UCO y la Audiencia Nacional --el Juzgado Central 6 llegó a preguntar a los investigadores, alertado por la usurpación-- para amedrentar a algún colaborador del que sospechaba que se había quedado con dinero de una estafa.
En uno de los audios intervenidos, al que ha tenido acceso Europa Press, se escucha a J.A.F dirigirse a una de sus "mulas" reprochándole que le hubiera quitado parte del dinero sustraído a su vez a las víctimas de las estafas online. "No voy a perder más tiempo contigo, ya tengo una persona trabajando para darte un escarmiento. No te preocupes que todo llegará", le dice.
"Yo tengo contactos en la Policía y mandaré un oficio para saber quién es el titular de esa cuenta bancaria. Tengo muchos recursos, soy una persona poderosa. Campeón, no te preocupes que esto no va a quedar impune. Hay sólo un 0,01% de que te salgas con la tuya", le advierte Jordi A. F. a su colaborador en un mensaje de audio.
LOTERÍA A CAMBIO DE UNA CUENTA BANCARIA
En otras ocasiones captaba a colaboradores de zonas marginales, llegando a pagar 50 o 100 euros a personas en riesgo de exclusión social, preferentemente de entre 19 y 21 años, que accedían a abrirse cuentas bancarias para cederlas luego a la organización criminal. A su informático le pagaba unos 25.000 euros y al encargado de las "mulas", 7.000 euros. "En ese sentido era generoso", señalan las citadas fuentes.
Al ser detenido, se intervinieron unos 80 cupones de la lotería: Jordi A. F. había convencido a una lotera para que, a cambio de comprarle todos los cupones del día, ésta se abriera una cuenta bancaria para cedérsela. En uno de los vídeos se aprecia que se servía de tecnología 'contactless' para extraer directamente el dinero en varios cajeros automáticos a la vez, dentro de rutas realizadas por todo Madrid en las que adoptaba fuertes medidas de seguridad.
La gran cantidad de dinero en efectivo que manejaba el ciberestafador más buscado en España procedía de compras fallidas de productos electrónicos como teléfonos móviles y videoconsolas, aunque en verano se ofertaban aires acondicionados y en invierno gasóleo de calefacción. Como en otras ocasiones, el hotel donde fue arrestado en Madrid lo tenía reservado durante un mes completo, pagado por adelantado, aunque eso no impedía que, si lo estimaba oportuno, pudiese abandonar el establecimiento sin dar ningún aviso.
El fraude lo llevaba a cabo a través de webs que utilizaban el logo de otras páginas fiables. La UCO ha activado una página web para canalizar todas las denuncias de los afectados y la Policía Nacional cifró en 2.400 el número de víctimas al dar cuenta este jueves del arresto de 45 "mulas" relacionadas con la 'operación Lupin'. Según sus cálculos, el dinero estafado rondaría los 900.000 euros.
UNA APLICACIÓN PARA ROBAR EL DINERO
Los investigadores han comprobado que en múltiples ocasiones captaban a sus víctimas directamente en portales de compra-venta online para dirigirlas a sus propias web fraudulentas. Ponen en valor la colaboración de Wallapop, una de las plataformas utilizadas de enlace para, posteriormente, llevar al estafado hacia la treintena de web fraudulentas que han sido desactivas en la operación policial.
El ciberestafador perfeccionó su método y, tras conseguir que sus víctimas facilitaran su teléfono móvil durante el proceso de pago online, realizaba una llamada para invitarle a descargarse en su móvil una aplicación que supuestamente le permitiría hacer un seguimiento del pedido.
En realidad, el comprador estafado lo que hacía era facilitar el desvío de todos los mensajes SMS que recibía en su teléfono a un terminal del propio delincuente, que se hacía así con los códigos que envían los bancos para realizar la última confirmación antes de autorizar el cargo de una compra. A algunas víctimas les llegó a vaciar sus depósitos bancarios.