ROMA/MADRID, 27 (EUROPA PRESS)

El documento final de la XV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos considera que los jóvenes pueden ofrecer una "ayuda preciosa" para llevar a cabo una "reforma de envergadura histórica" contra los abusos cometidos en el seno de la Iglesia.

Además, plantea la necesidad de hacer una reflexión sobre el papel de la mujer en la Iglesia. El texto ha sido aprobado por dos tercios del Aula, tiene tres partes, doce capítulos, 167 párrafos y 60 páginas en las que se aborda el tema de los "jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional". El documento ha sido entregado al Papa, que ha aprobado su publicación.

Así, se hace referencia a los diferentes tipos de abusos (de poder, económicos, de conciencia y sexuales) cometidos por algunos obispos, sacerdotes, religiosos y laicos, que causan un sufrimiento a las víctimas que "puede durar toda la vida y que ningún arrepentimiento puede remediar".

Por ello, hace un llamamiento a "un firme compromiso a la adopción de rigurosas medidas de prevención que eviten su repetición, a comenzar desde la selección y la formación de aquellos a quienes se les confiarán tareas de responsabilidad y educación".

En este sentido, considera necesario erradicar aquellas formas -como la corrupción o el clericalismo- en las que se injertan estos tipos de abusos, contrarrestando también la "falta de responsabilidad y transparencia" con la que se han gestionado muchos casos.

Al mismo tiempo, el Sínodo expresa su gratitud a todos aquellos que "tienen el valor de denunciar inmediatamente el mal", porque ayudan a la Iglesia "a tomar conciencia de lo que ha ocurrido y de la necesidad de reaccionar con decisión". "La misericordia, de hecho, exige justicia", añade.

Por otro lado, el documento apunta que la ausencia de la voz femenina y la mirada empobrecen el debate y el camino de la Iglesia, sustrayendo del discernimiento una contribución preciosa. "El Sínodo recomienda hacer a todos más conscientes de la urgencia de un cambio inevitable, incluso a partir de una reflexión antropológica y teológica sobre la reciprocidad entre hombres y mujeres", dice a la vez que destaca la dificultad de que las mujeres estén presentes en lugares de toma de decisión dentro de la Iglesia.

El documento se detiene también en la afectividad y la sexualidad y señala que a menudo la moral sexual de la Iglesia se percibe como "un espacio de juicio y condena", mientras que los jóvenes buscan "una palabra clara, humana y empática" y "expresan un deseo explícito de confrontación sobre cuestiones relacionadas con la diferencia entre la identidad masculina y la femenina, la reciprocidad entre hombres y mujeres, la homosexualidad".

El Sínodo reafirma la importancia antropológica decisiva de la diferencia y de la reciprocidad entre hombre-mujer y considera reductivo definir la identidad de las personas a partir de su orientación sexual", al tiempo que recomienda "fomentar" los "caminos de acompañamiento en la fe, ya existentes en muchas comunidades cristianas", de "personas homosexuales".

Finalmente, el documento no recoge el término 'LGBT' que sí aparecía en las peticiones remitidas por los jóvenes, un término que había suscitado críticas entre algunos obispos.

MIGRACIONES Y SINODALIDAD

Por otro lado, aborda las migraciones como el paradigma del mundo contemporáneo, un fenómeno estructural que afecta a muchos jóvenes o menores no acompañados que huyen de la guerra, violencias, persecuciones políticas o religiosas, desastres naturales, pobreza, y terminan siendo víctimas del tráfico, de las drogas, abusos psicológicos y físicos. Manifiesta la preocupación de la Iglesia por todos ellos y recuerda que la migración también puede aportar riqueza en las sociedades de acogida.

Además, destaca el papel de las parroquias, la escuela y la familia, en la transmisión de la fe, resaltando especialmente el papel de los abuelos. Defiende el a su vez, la justicia frente a la cultura del descarte y promueve el arte, la música y el deporte como recursos pastorales con los jóvenes, a los que pide acompañar sin moralismo ni falsas indulgencias y sí con corrección fraterna.

Sobre la sinodalidad, asegura que es un estilo de misión que anima a considerar la multiplicidad de rostros, sensibilidades, proveniencias y culturas. En esta línea, pide huir del clericalismo que excluye a muchos de los procesos de toma de decisiones y la clericalización de los laicos que frena el impulso misionero.

Esta sinodalidad la defiende también del diálogo interreligioso y ecuménico, así como para la renovación de la vida comunitaria y parroquial para acortar la distancia entre los jóvenes-Iglesia. Finalmente, el documento también hace referencia a la necesidad de ir en busca de los jóvenes a través de las "plazas" digitales que ellos mismos utilizan.

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