MADRID, 6 (CHANCE)
El verano puede sentar mal a las relaciones. Las vacaciones pueden ser motivo de divorcio, al pasar más tiempo con tu pareja que en los meses de verano. Los famosos no son ajenos a los efectos de apagarse la llama del amor... Y si no que se lo digan a Makoke y Kiko Matamoros. Pese a que septiembre es el mes de las bodas, también es el periodo en el que más divorcios se suceden.
La instructora en meditación Úrsula Calvo nos descubre el porqué de las separaciones en los meses cálidos y la necesidad de meditar como uno de los posibles métodos para evitar esa ruptura.
CHANCE: ¿Por qué resulta tan paradójico que en épocas como el verano haya más divorcios y separaciones cuando precisamente tienes más tiempo para pasar con tu pareja?
Úrsula Calvo: Normalmente pasamos muy poco tiempo en casa con el ritmo de vida tan agitado que llevamos. Por tanto, en verano, la intolerancia hacia aquellas cosas en el otro que vemos como imperfectas o simplemente la no actitud hacia el otro se agrava porque tienes desde la mañana hasta la noche para ver las cosas que nunca te gustan de él.
Normalmente la no aceptación que tenemos hacia nuestra familia en general, del querer tener al lado a una persona que se comporte de una determinada manera basada en nuestras opiniones, en nuestros razonamientos, en nuestras creencias... Eso es lo que genera cualquier conflicto, pero además en vacaciones como hay mucho más tiempo hay más situaciones en las que se genera esa falta de aceptación.
Pero por otro lado, creo que cuando nos vamos de vacaciones tenemos la necesidad de que ese tiempo sea ideal y de que todo sea perfecto porque llevamos todo el año esperando esos días en los que todo debe ser idílico: Las fotos, la comida en un restaurante ... Por tanto nos estresa constantemente los defectos de nuestra familia y los defectos de unas vacaciones reales. Cuando aceptas lo que sucede en cada momento y no dedicas tanto tiempo a quejarte de las cosas mínimas que no suceden como uno quiere en vacaciones, las disfrutas de otra manera. Y con la familia pasa igual... Normalmente cuando discutes por la hora de llegar a la playa, porque salís tarde, por quien se ha olvidado de llevar algo... Peleas por tonterías que son como una olla exprés: Llevas todo el año pasándolas por alto y cuando llega el único momento del año en el que puedes descansar en paz pues todo el mundo te lo fastidia.
Las expectativas que tenemos son muy altas y no nos permiten vivir el momento presente con respecto a nuestra familia y con respecto a las vacaciones en sí. El mejor antídoto para disfrutar de unas vacaciones maravillosas y no pretender que sean ideales porque eso es una utopía y nunca va a llegar a ser, pues sin duda es entrenar tu mente para evitar el presente, para disfrutar de todo lo que tienes delante, para aceptar todas aquellas cosas que no puedes cambiar, para darte cuenta de que en realidad lo que te molesta de tu marido es algo que estás haciendo tú y que tal vez si tu lo cambias también tu marido lo cambie... Esto es algo relativamente complejo, pero cuando empiezas a meditar y cuando comienzas a pasar tiempo para una reflexión de calidad, pues puedes disfrutar de unas grandes vacaciones y puedes evitar el divorcio.
CH: Y en la familia... ¿La meditación te ayuda a crear un clima, un ambiente, una atmósfera en los hogares que sea un poco diferente?
U.C: Por supuesto. La meditación lo que te permite es pasar de reaccionar de una forma compulsiva, que es normalmente lo que hacemos y en verano es bastante habitual porque estamos especialmente estresados. Pero es que es por eso, porque las cosas no son ideales y queremos que lo sean. Con lo cual reaccionamos constantemente y luego nos arrepentimos de haber reaccionado. La meditación lo que te permite es que haya un espacio, entre ese estimulo externo que aparentemente te molesta y tu respuesta. Con lo cual pasas de reaccionar a responder. Y normalmente es una forma mucho más amable, mucho más consciente. En vez de pegar un grito pues simplemente haces una puntualización y parece que no pero darte ese espacio -que a veces se llama el cuarto de segundo mágico y todo tiene una base científica- puede hacer que tengas unas vacaciones maravillosas o que sean insoportables.
CH: ¿Es sencillo meditar?
U.C: Meditar es quizás la cosa más sencilla que se puede hacer y paradójicamente cuando empiezas a meditar te das cuenta de que posiblemente sea lo más fácil que has hecho jamás. Es tan sencillo que se trata de básicamente abandonarte.
Es decir, no ponerte ninguna expectativa y no pretender hacer nada ni controlar nada. Como estamos tan habituados a tener siempre una expectativa, a controlar la situación, a necesitar ese control para que las cosas salgan o creemos que de esa forma salen bien. La meditación nos está diciendo: "Vale pues ahora para que vamos a hacer todo lo contrario". Algo que aparentemente es tan sencillo como puede ser estar sin hacer nada, es como que nunca en tu vida te has enfrentado a un desafío tan grande. Esa es la paradoja.
Con lo cual ahí hay una etapa inicial en la que tienes mucha motivación porque te han contado que si meditas te va a cambiar la vida -y puedo decir que es cierto-, pero por otro lado te vienen un montón de agujetas mentales y es producto de eso. Producto de que estamos entrenando la mente, la mente no está acostumbrada, hay que coger las riendas de esos caballos salvajes para realmente utilizar esa energía de una forma inteligente, pero fácil lo que es fácil no te lo ponen.
CH: ¿Cómo iniciarte en la meditación?
U.C: Es muy difícil que una persona autodidacta mantenga una rutina de meditación en el tiempo. Y no es que lo diga yo, es que desde los vedas hace 4.000 años siempre se ha hablado de eso. En realidad, no es que haya un maestro o un gurú que sepa más que tú o que esté en otro punto más elevado. Pero sí que es cierto, que hay determinadas personas que han pasado por una serie de retos u obstáculos que tú te vas a encontrar, y que está bien que te informen de lo que te vas a encontrar antes tú de que ocurra. Simplemente porque ya han pasado por ese camino, y lo han recorrido, no porque tengan más capacidad que tú ni porque sepan más que tú.
Por ello, considero que es fundamental aprender la técnica con un instructor o un maestro cualificado y cuando hablo de cualificado es una persona que tiene la experiencia suficiente como para poderte responder a la gran mayoría de las preguntas que te van a surgir de la práctica habitual para que no tires la toalla pensando: "Esto no es para mí" o "No tengo tiempo" o cualquiera de los innumerables boicots que te hace la mente en la primera etapa. Eso es imprescindible.
Además, cuando haya respuestas que no sabe que tenga la suficiente humildad también para reconocer que no lo sabe todo. Entonces para mí eso sería una forma ideal de comenzar. Es decir, de comenzar con alguien que tenga la suficiente experiencia como para poderte guiar pero para que tú mismo encuentres tus propias respuestas porque las respuestas de verdad son respuestas experienciales, se tienen que ver con una experiencia directa, no con un concepto o con una explicación, nadie te va a enseñar aquello que solo tú puedes saber experimentándolo por ti mismo.
Entonces empezar a meditar de una forma autodidacta, leyéndote un manual o un libro, es muy complicado. Porque hay demasiados obstáculos a los que te tienes que enfrentar y algunos son muy creíbles. Más que obstáculos son pensamientos repetitivos que te intentan convencer de que eso que estás haciendo es absolutamente ridículo, que no tiene ningún sentido y en realidad es eso, es una agujeta. Igual que tenemos físicas cuando vamos al gimnasio, tenemos agujetas mentales cuando comenzamos a entrenar la mente. Es importante que esa guía inicial la tengas.