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Escaños vacíos en el hemicicloCONGRESO

MADRID, 6 (EUROPA PRESS)

Hoy se cumplen 40 años de la ratificación de la Constitución española de 1978, año en el que había 21 diputadas en el Congreso. Solo una de ellas, María Teresa Revilla (UCD), participó en la Comisión Constitucional, que se encargó de debatir las enmiendas al borrador de la Carta Magna y de la que salieron los siete padres de la Constitución.

"La Constitución fue un imponente empujón hacia adelante para la situación de la mujer", defiende en una entrevista concedida a Europa Press. "Todavía hay mucho que hacer, pero a partir de ahí las cosas mejoraron muchísimo, qué duda cabe", insiste.

Fue en mayo de 1978 cuando se debatió y aprobó por unanimidad el artículo 14 de Constitución que establece la igualdad de todos los españoles. Ella pidió la palabra y se dirigió a sus señorías: "Las mujeres no vamos a dar las gracias por ello. Tampoco vamos a mirar hacia el pasado con amargura o con rencor. Ahora buscamos el futuro y en el futuro queremos simplemente poder ser, para ser lo que podamos", dijo entonces.

Logró estar en la Comisión Constitucional tras pedírselo a Leopoldo Calvo Sotelo, y habló ante sus compañeros porque sabía que se trataba de un momento "histórico" para las mujeres: "A ellos ni les iba ni les venía, pero la ocasión era muy importante para nosotras", reivindica.

La exdiputada estudió Derecho en Madrid y no pudo opositar porque no había plazas para mujeres en los puestos que quería. Tras ser rechazada para trabajar precisamente por su excesiva preparación académica, fue elegida diputada de UCD por Valladolid cuando tenía 37 años.

Según confiesa, obtuvo el escaño "por sorpresa". "Me llamaron para ser la número tres de la lista porque pensaban que no iba a salir, y tener a una mujer en la lista decoraba mucho y te hacía moderno", subraya. Al igual que sus compañeros, dice que afrontó la elección con "muchísima emoción".

"EL COMIENZO DEL CAMBIO"

Hoy tiene 82 años y hace hincapié en que "el cambio fue sensacional" y ser partícipe de él fue "sin duda" uno de los "más interesantes" de su vida, según confiesa. "Para mi aquello era el cambio, el comienzo del cambio", remarca a Europa Press.

"Era muy difícil, no os lo podéis imaginar", afirma, destacando las "enormes limitaciones" que antes tenían las mujeres, que "ponían la mano" ante el marido para poder ir a comprar al mercado. "Y nadie protestaba porque era lo normal, había muchas más mujeres que no estudiaban", incide.

Durante las dos legislaturas en las que fue parlamentaria niega haberse sentido infravalorada por sus compañeros por el mero hecho de ser mujer. "Cuando empecé a conocer aquello y la forma de trabajar empecé a pisar cada vez más fuerte, a sentirme entre iguales", apunta.

De hecho, llegó a ser presidenta de la Comisión de Cultura, y achaca su retirada de la política a un percance que protagonizó estando en ese cargo. "Creía que los poderes eran independientes y pensé que iniciaba yo las sesiones de la comisión, y cuando vino el nuevo ministro de Cultura a presentarse, para mi sorpresa, empezó a hablar por su cuenta. Me armé de valor y le dije que no le había dado la palabra y que se callara", declara Revilla entre risas, recordando las caras de asombro de sus compañeros. No duró más de un mes presidiendo la comisión y en las siguientes elecciones no figuraba en las listas, según precisa.

"PODER SER PARA SER LO QUE PODAMOS"

Revilla relata a Europa Press que no forma parte de ninguna asociación feminista, aunque pone de relieve la importancia de este movimiento que actualmente está latente en todo el mundo. "Lo he dicho siempre: las mujeres queremos poder ser para ser lo que podamos", insiste, citando las palabras que pronunció hace 40 años en un momento histórico. Además, subraya que todavía hay países en los que la situación de las mujeres está "muy atrasada" y, "aunque solo sea por ayudar a las demás merecen la pena" este tipo de movimientos por la igualdad.

No se atribuye ningún mérito especial porque, según remarca, su trabajo "fue como el de cualquier otro diputado". "Debíamos hacer ver que éramos un diputado más, que estábamos a la altura y que éramos auténticas responsables de lo que hacíamos", sostiene.

Revilla tampoco presume de ser feminista, aunque reivindica como ninguna el papel de las mujeres. "Si no hubiera sido por las mujeres, ¿qué hubiera sido de la humanidad'", cuestiona. A su juicio, "la sociedad está obligada a aceptar que las mujeres trabajen y eso no suponga no tener hijo o tenerlos descuidados". No obstante, avisa de que el cambio real "necesita mucho tiempo" porque "hay genes que solo se pueden cambiar con educación cultura".

"Sí que hay un cierto desprecio de los hombres hacia las mujeres todavía", dice, pidiendo "dar tiempo al tiempo" porque "la mentalidad del hombre no puede cambiarse si no es a través de la educación".

Al igual que la mentalidad del hombre se modifica "poco a poco", Revilla defiende la necesidad de "seguir mejorando" la Constitución. La ley electoral y la preferencia del varon en la sucesión de la Corona, de manera especial: "¿Cómo se puede tener un artículo así? ¿No habíamos dicho en el artículo 14 que somos iguales sin posibilidad de distinción?", cuestiona Revilla, que lamenta "semejante incoherencia" en la Carta Magna.

Según precisa, ella presentó una enmienda contra esa redacción del artículo 57.1 de la Constitución y, aunque la defendió "con uñas y dientes", finalmente se vio "obligada" a retirarla.

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