La franquicia Lizarrán ha roto su contrato con la agencia que llevaba sus redes sociales por la versión publicada de un incidente en un franquiciado de Tarragona, que fue denunciado por negarse a servir a un indigente un bocadillo pagado por una clienta.
La usuaria que pagó el bocadillo a un indigente, denunció a través de las redes sociales un trato discriminatorio del franquiciado de Lizarrán a dicho indigente, al que se negaron a servirle un bocadillo a pesar de que estaba pagado por la clienta, informa Economía Digital. A través de Facebook, acusó a los camareros de trato vejatorio y discriminatorio.
Además, la clienta aseguró que se negaron a facilitarle la hoja de reclamaciones y que tuvo que llamar a los Mossos d'Esquadra para formular una denuncia. Todo esto armó un revuelo en las redes sociales, y Lizarrán contestó en defensa del franquiciado que el indigente solía robar a los clientes de la terraza del bar restaurante y que por ello los camareros se habían negado a servirle.
Sin embargo, en un comunicado posterior Lizarrán aseguró que el mensaje anterior había sido un error, del que culpa a su 'community manager'. De hecho, el franquiciado, que también gestionaba otro local en Manresa, había sido expulsado de la cadena por irregularidades en la venta de productos. Ya no pertenecía a la red de franquicias y Lizarrán no tenía que dar explicaciones, según publica Economía Digital.
La marca ha culpado a su gestor de redes sociales del error y ha roto el contrato que tenía con la agencia para la que trabajaba el 'community manager'. La compañía ha asegurado que condena cualquier trato discriminatorio o vejatorio hacia indigentes y que, además, ha incorporado a plantilla a 200 personas en riesgo de exclusión social para trabajar en sus locales.