MADRID, 25 (CHANCE)

Millones de niños llevan confinados en los hogares desde hace ya siete largas semanas. Sometidos, en muchas ocasiones, a una gran carga emocional derivada de las situaciones adversas que viven sus familiares, todos están a la espera de que en los próximos días se apliquen las medidas de relajación del confinamiento infantil y poder disfrutar algo más de un poco de aire libre.

Unas salidas controladas con un responsable mayor, un cambio de aires ayudará aliviar tensiones, estrés o la ansiedad de los más pequeños. Sin embargo, la felicidad de todos, padres e hijos, no depende de las circunstancias externas. Si nuestra mente está en paz, podremos ser más felices aunque nuestras condiciones sean desfavorables. Y si nuestros hijos perciben esta actitud de calma mental en nosotros tienen más de la mitad del camino ganado para conseguirlo también ellos.

El mejor entrenamiento mental para que niños y adultos consigan estos objetivos es la meditación. Con este propósito, Úrsula Calvo Center ha puesto en marcha el movimiento solidario #MeditaEnCasa, con el que pretenden ayudar a sobrellevar el confinamiento y a que todos podamos desarrollar formas de pensar y actuar positivas y enriquecedoras que nos permita convertir los sentimientos negativos en paz y aceptación.

MEDITACIÓN PARA ADULTOS Y NIÑOS: EL MEJOR ALIADO PARA SOBRELLEVAR EL CONFINAMIENTO

Es el mejor momento para que niños y adultos compartan los beneficios de esta práctica. Meditando conseguimos aprender a mantener una mente tranquila y serena que nos servirá para poder disfrutar plenamente del momento Presente y ser más felices. Nos ayudará enormemente a gestionar las emociones, a mejorar la atención y la concentración, a cultivar actitudes más sanas, a ser más bondadosos y amables con los demás, a potenciar nuestra creatividad, mejorar nuestro sistema inmunológico, dominar el estrés o dormir mejor.

#MeditaEnCasa pretende aportar su granito de arena en esta complicada situación y ofrecer herramientas de Meditación y Mindfulness que ayuden a pequeños y mayores a iniciarse en la meditación de forma fácil y amena. De esta forma, toda la familia podrá poner en práctica dichas herramientas y comprobar, por su propia experiencia, cómo pueden ayudarles a afrontar de una manera diferente y más positiva muchos de los problemas y preocupaciones con los que tenemos que lidiar en nuestro día a día. Y lo mejor de todo es que les ayudará durante toda su vida a crear las bases para el desarrollo de su potencial infinito.

Como dice el Dalai Lama, "Si enseñáramos meditación a cada niño de ocho años eliminaríamos la violencia en una sola generación".Pero ¿cómo hacerlo?

Lo más importante es tener claro que el mejor aprendizaje que podemos trasladar a nuestros hijos (y también al resto) es aquel que transmitimos con nuestro ejemplo. El "haz lo que digo pero no lo que hago" no sólo no funciona si no que, además, produce el efecto contrario; ellos tienden a copiar comportamientos y hábitos. Por este motivo, lo más eficaz es que nosotros vayamos implementando estas prácticas en nuestra rutina. Sin ninguna expectativa. Sin ningún apego al resultado. Simplemente por el hecho de querer regalarnos ese ratito a nosotros mismos todos los días y ver qué ocurre. Poco a poco, iremos notando esos pequeños beneficios. A veces, quizás, sean imperceptibles para nosotros y serán nuestros propios hijos los primeros en notarlos; se darán cuenta de que desde que papá y/o mamá están ese ratito sentados, con los ojos cerrados y en silencio están menos nerviosos. Ya no se enfadan tanto y cuando hay algún problema lo intentan solucionar con mucha más calma y paciencia...

Convirtámonos en un ejemplo para ellos y, poco a poco, ellos querrán también formar parte de eso que hacemos y vivimos. Sin forzarles. Sin expectativas tampoco. Simplemente disfrutando del camino que estamos recorriendo juntos.

Para ir consolidando ese camino, captar su atención e introducirlos en la práctica de estas maravillosas disciplinas, os vamos a ir planteando una serie de actividades para hacer con ellos en casa. Son prácticas sencillas, muy visuales y que les van a servir para hacerse una idea muy clara de en qué consiste eso que papá y/o mamá están haciendo todos los días.

Ellos lo van a poder poner en práctica desde su propia experiencia y, al ser dinámicas fáciles, cortitas, flexibles y que no requieren de un gran esfuerzo, su disposición será óptima. Pero es fundamental que el ratito que escojamos para hacerlo con ellos sea un momento de total dedicación, sin prisas y con toda la calma y amabilidad del mundo.

EL BOTE DE LAS EMOCIONES Y LA CALMA.

Para hacer esta actividad con ellos necesitas:

-1 o tarro transparente por participante, preferiblemente de plástico (por seguridad), aunque puede ser de cristal. Asegúrate de que cierra bien.

-Agua.

-Diversos materiales como; purpurina de diferentes colores, legumbres (lentejas, judías*), arroz, y cualquier otra cosa que queráis, ¡dejad volar la imaginación!

Esta actividad tiene dos objetivos fundamentales:

1. Les ayuda a expresar sus estados de ánimo y emociones.

2. Les ayuda a entender cómo funciona nuestra mente cuando no la prestamos atención ni la entrenamos.

La purpurina de colores puede reflejar distintos estados de ánimo o pensamientos; rojo para emociones o pensamientos de enfado, azul para la tristeza, amarillo para la alegría, verde para la calma, gris o negro para el miedo, etc.

Las legumbres y el arroz los vamos a utilizar como símil con los posibles problemas que ellos pueden tener; arroz para problemas pequeños, judías o garbanzos para problemas más grandes.

La actividad consiste en que llenen ese bote o tarro con agua (tres cuartas partes) e ir animándolos a que vayan añadiendo esos "ingredientes" que hemos preparado en función de cómo se sienten, qué es lo que piensan y qué les preocupa. Lo haremos despacio, explicando todo bien y a ser posible con ejemplos. Es importante que cuando lo hagamos con ellos, nosotros también llenemos nuestro propio tarro para que ellos vean que los sentimientos, emociones y problemas son humanos y los tenemos todos. No les forcéis a dar más explicaciones de las que ellos quieran dar. De igual manera, nosotros también podemos explicarles a qué se deben los ingredientes que estamos echando en nuestro tarro, y lo que nos hace sentirnos así.

Cuando hayamos terminado de echar todo, lo cerraremos bien y les diremos que lo agiten con fuerza durante 15 segundos y que luego lo dejen sobre la mesa o el suelo a ver qué pasa. Se darán cuenta de que al principio todos los "ingredientes/emociones/problemas/pensamientos" se mezclan unos con otros. Hay mucho movimiento y el agua se ve turbia. Sin embargo, a medida que reposa sobre la mesa o el suelo, estos "ingredientes" se van depositando en el fondo y el agua se vuelve cada vez más clara y tranquila. Al final todo queda reposado y en calma.

Esto es lo que pasa con nuestra mente precisamente cuando no la observamos y dejamos que nuestro piloto automático lleve las riendas. Los pensamientos, emociones, sentimientos, etc. se arremolinan en nuestra mente como un torbellino que lo inunda todo. Con la práctica de la Meditación y Mindfulness lo que conseguimos es precisamente calmar ese "torbellino", dejando la mente trasparente como el agua, para verlo todo mucho mejor.

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