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Los cuatro científicos españoles que forman parte de la expedición 'Antártida InTRINEO DE VIENTO - Archivo

Analizarán cómo afecta la meteorología especial al sistema de navegación Galileo en periodos de baja actividad solar

MADRID, 4 (EUROPA PRESS)

La expedición científica española 'Antártida Inexplorada 2018-2019' del eco-vehículo polar español Trineo de Viento ha regresado a la base antártica rusa Novolazárevskaya, de la que partió el pasado 12 de diciembre, en el interior de la Antártida, tras 52 días y 2.538 kilómetros recorridos con 'cero emisiones'.

Tras más de 40 días de travesía, los cuatro tripulantes de la misión llegaron al Domo Fuji, situado en la Antártida Oriental y que, con 3.810 metros de altura, constituye uno de los lugares más fríos del planeta. Los cuatro expedicionarios que forman la misión alcanzaron este punto el 21 de enero.

Y el pasado sábado 2 de febrero alcanzaron el punto exacto en el hielo en el que iniciaron la navegación: 73º sur , 11º este. Los cuatro españoles, que estarán aún en la Antártida varios días, tienen previsto su regreso a España a comienzos de la próxima España, cuando ofrecerán detalles de toda la aventura a su llegada a Madrid.

"Es la primera vez que ascendemos al Domo Fuji en un vehículo eólico; hasta ahora siempre se había llegado con vehículos motorizados. Así que también es la primera vez que recorremos más de 2.400 kilómetros con más de 2.000 kilos de carga a bordo de un vehículo que no contamina el continente antártico", explica el inventor del denominado Trineo de Viento, Ramón Larramendi, también jefe de la expedición.

La expedición transporta 10 experimentos científicos de distintos centros de investigación, que estudian desde el cambio climático hasta la meteorología y la astrobiología.

DETERMINADAS LAS POSICIONES MÁS AUSTRALES

La Agencia Espacial Europea (ESA) participa en la expedición con el proyecto GESTA, supervisado por la Oficina Científica de Navegación de Galileo de la ESA, dirigida por Javier Ventura-Traveset.

Este proyecto contempla el cálculo periódico del posicionamiento a lo largo de la expedición con todas las constelaciones de navegación por satélite y con todo tipo de condiciones meteorológicas y geomagnéticas. La ESA ha proporcionado el receptor de navegación y GMV en España ha contribuido con un grabador de señal para el análisis de los datos.

Uno de sus aspectos más importantes es vigilar la ionosfera a latitudes elevadas durante periodos de actividad solar baja. Las interferencias ionosféricas pueden reducir el rendimiento de la navegación por satélite, y su incidencia se relaciona con la actividad solar.

De hecho, la expedición ha determinado las posiciones más australes jamás calculadas con el sistema europeo de navegación por satélite Galileo, según informa la ESA.

Sus cálculos no solo confirman el rendimiento de Galileo a latitudes extremas, sino que también arrojan luz sobre fenómenos meteorológicos. En particular, ofrecen información sobre la ionosfera --la capa superior y activa eléctricamente de la atmósfera terrestre-- por encima del continente blanco y la capacidad del software de Galileo para corregir las interferencias ionosféricas.

"Estamos muy satisfechos con esta experiencia piloto, que nos ha permitido recopilar datos de Galileo durante todo el recorrido de la expedición, tal y como habíamos previsto. Esta ha alcanzado latitudes cercanas a los 80 grados sur y, que sepamos, se trata de las mediciones más australes jamás efectuadas in situ con Galileo, ahora que su constelación está casi completa", asegura Javier Ventura-Traveset.

El director de la Oficina Científica de Navegación de Galileo de la ESA asegura que también se han recogido datos de los demás sistemas globales de navegación por satélite y a todas las frecuencias disponibles, lo que ha permitido evaluar soluciones multiconstelación y comparar sus prestaciones en estas condiciones extremas.

CORRELACIÓN CON EL CICLO SOLAR

Según explica el ingeniero de sistemas en la Oficina Científica de Navegación de Galileo, Manuel Castillo, una vez recibidos los datos de la expedición, se podrán evaluar las capacidades de posicionamiento, navegación y determinación de la hora de Galileo a latitudes polares y cómo se ven afectadas por la meteorología especial durante periodos de baja actividad solar.

En concreto, se analizará si la presencia de agujeros coronales se correlaciona con interferencias ionosféricas observadas. "Los agujeros coronales son áreas abiertas en la capa exterior del Sol, la corona, que permiten que el viento solar abandone el Sol y llegue a la Tierra, desencadenando tormentas geomagnéticas moderadas", explica Castillo.

"En este momento del ciclo solar de 11 años, con el Sol cerca de su mínimo de actividad, las tormentas solares a gran escala no son frecuentes, pero la comunicación continua entre el equipo del Trineo de Viento y la Oficina de Soporte a la Navegación de Galileo nos ha permitido coordinar las mediciones durante las tres tormentas geomagnéticas menores que se han experimentado durante la expedición", señala.

Los agujeros coronales que provocaron estas tormentas también fueron monitorizados por misiones solares como el Observatorio de Dinámica Solar y el Observatorio Heliosférico y Solar (SOHO) de la NASA, y el satélite Proba-2 de la ESA.

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