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Lazo se presta a la colocación de los sensores.FUNDACIÓN OCEANOGRÀFIC

VALENCIA, 4 (EUROPA PRESS)

Investigadores de la Fundación Oceanogràfic han descubierto que los delfines poseen una "insólita capacidad" de controlar el ritmo cardiaco a voluntad, igual que los humanos controlan la respiración o el parpadeo, lo que podría ser "la adaptación evolutiva clave para favorecer el buceo".

Así lo han descubierto en un nuevo trabajo con delfines, que se publica en la revista 'Scientific Reports', de Nature, realizado en colaboración con la organización Dolphin Quest, en Hawaii, y el Instituto de Investigación Sanitaria la Fe de Valencia. En él, los investigadores niegan que exista una "reacción específica" del organismo al buceo, una respuesta fisiológica como tal que se desencadena al comenzar la inmersión, ha explicado l'Oceanogràfic en un comunicado.

Los investigadores han cuestionado las investigaciones del biólogo noruego Per Scholander de hace casi un siglo, quien describió la llamada 'respuesta de buceo', los cambios que se activan en el organismo de los mamíferos marinos al estar bajo el agua. La existencia de esta reacción fisiológica al buceo se considera la solución al misterio de cómo delfines, focas y ballenas soportan sus largas inmersiones en apnea, y se acepta casi "como un dogma".

Los científicos de la fundación proponen como alternativa que los delfines poseen "una insólita capacidad" de controlar el ritmo cardiaco a voluntad, que podría ser "la adaptación evolutiva clave para favorecer el buceo".

HACER CAMBIOS "SOBRE LA MARCHA"

El autor principal del estudio, Andreas Fahlman, ha subrayado que sus datos muestran que los delfines "modifican voluntariamente el ritmo cardiaco y la cantidad de sangre bombeada en cada latido". "Este mecanismo les permitiría ajustar el flujo sanguíneo a la inmersión, que planean realizar desde el principio, y hacer cambios sobre la marcha, si hace falta. Esta sería la adaptación evolutiva que les ayuda a equilibrar la demanda de oxígeno con su disponibilidad", ha detallado Fahlman.

La 'respuesta de buceo' descrita por Scholander consiste en una serie de cambios fisiológicos encaminados a aprovechar mejor el oxígeno disponible. Uno de ellos es la disminución del ritmo cardiaco --bradicardia-- durante la inmersión.

Los investigadores de la Fundación Oceanográfic han constatado que ese cambio se produce, pero no lo consideran "un rasgo que aparece en la evolución específicamente para el buceo", sino la manifestación extrema de un fenómeno llamado "arritmia sinusal respiratoria".

"Este fenómeno se da en todos los vertebrados y busca sincronizar el ritmo cardiaco con la respiración: si el organismo consigue que haya más sangre en los pulmones justo cuando estos están llenos de oxígeno, el intercambio de gases de la respiración será más eficiente", ha explicado Fahlman.

Así, la arritmia sinusal respiratoria logra que el corazón lata más rápido cuando se inspira y más lentamente entre inspiraciones. En humanos y en el resto de mamíferos también ocurre, pero en los delfines la arritmia es "mucho más acusada por cómo es su respiración", ya que toman aire una o dos veces por minuto -el ser humano lo hace una docena de veces-, y el tiempo entre inspiraciones, mucho más largo, puede ser "muy variable".

Lo que propone el nuevo trabajo es que la ralentización del ritmo cardiaco atribuida a la "respuesta de buceo" es, en realidad, el latido más lento entre inspiraciones que cabe esperar en delfines que acoplan el latido del corazón con la respiración. "La respuesta de buceo no existe como tal, sino que es una extensión de la arritmia sinusal respiratoria, especialmente acusada en delfines", dice Fahlman.

Los investigadores de la Fundación Oceanogràfic llegaron a esa conclusión cuando, para estudiar la "respuesta de buceo" en delfines, intentaron sustraer el efecto de la arritmia sinusal respiratoria. Al eliminar de sus medidas los cambios en la función cardiaca que creían atribuibles a la arritmia sinusal, observaron que apenas quedaban cambios que medir.

"Nuestros resultados sugieren que los cambios asociados con el buceo, tras sustraer el efecto de la arritmia sinusal, son mucho menos pronunciados de lo esperado", escriben. "Cuando tenemos en cuenta la arritmia sinusal los delfines no muestran una reducción pronunciada del ritmo cardiaco (...) Queda por determinar si estos resultados son aplicables también a otros mamíferos marinos".

Sus datos sugieren que, además, los delfines pueden ajustar voluntariamente el ritmo cardiaco y la cantidad de sangre, que bombea el corazón en cada latido, para controlar "de manera muy fina" la cantidad de sangre total que llega a los pulmones, una irrigación "clave" en la gestión del comportamiento de los gases en los tejidos, un proceso del que depende la vida de los buceadores.

La idea de que los mamíferos marinos controlan voluntariamente cuánta sangre llega a los pulmones, y en qué momento, no es nueva. Hay evidencias de que las marsopas, también cetáceos, lo hacen.

"PROPUESTA CONTROVERTIDA"

Los autores son conscientes de que su propuesta es "controvertida", pero sostienen que es la que mejor encaja con la nueva información sobre el funcionamiento del corazón de los delfines, que ahora aporta su estudio.

Para el trabajo se han realizado ecografías del tórax de 11 delfines, para estudiar su corazón antes, durante y después de una apnea voluntaria en superficie y en reposo. Como escriben los investigadores en Scientific Reports, "son las primeras medidas voluntarias y no invasivas" de parámetros relativos a la función cardiaca en delfines.

Además se ha contado con los datos aportados por Stefan Miedler, que es un cardiólogo veterinario que puede medir la frecuencia cardiaca y el volumen de sangre que se envía al corazón en cada impulso, gracias al uso de la ecocardiografía. "Stefan es el único hombre en todo el mundo que puede hacerlo con los delfines, porque es muy difícil", asegura Fhalman.

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