MADRID, 28 (EUROPA PRESS)

Al menos 810 personas murieron en 2019 en alguna de las rutas migratorias de las Américas, en su mayoría intentando alcanzar la frontera sur de Estados Unidos, según un recuento de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) que sitúa el año pasado como el más trágico desde que la agencia comenzó a recopilar datos hace seis años.

El estudio, elaborado a partir de datos tanto de gobiernos como de ONG y medios de comunicación, pone cifras a una de las tragedias humanas más evidentes en la región, especialmente por la constante huida de ciudadanos centroamericanos a países del norte y la incesante salida de venezolanos.

La frontera entre Estados Unidos y México es uno de los escenarios más conflictivos y, según los datos recabados por la OIM, casi 800.000 personas fueron interceptadas por las autoridades estadounidenses en 2019. El número de fallecidos en la zona ascendió a 497, lo que confirma la tendencia al alza de los últimos años.

La mayoría de las muertes corresponden a las aguas del Río Grande, que conecta Texas con los estados mexicanos de Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila, ya que registró en 2019 al menos 109 fallecimientos, una subida del 26 por ciento si se compara con los datos de 2018.

Desde 2014, en las zonas fronterizas con Estados Unidos han perdido la vida más de 2.400 migrantes, lo que equivale a dos terceras partes de las más de 3.800 víctimas registradas en las Américas en este mismo periodo, según el informe de la OIM.

El director del Centro de Análisis de Datos de la organización, Frank Laczko, ha lamentado que "estos números son un triste recordatorio de que la falta de opciones para una movilidad segura y legal empuja a la gente a caminos más invisibles y arriesgados". "La pérdida de vidas nunca debería normalizarse ni tolerarse como un riesgo asumido de la migración irregular", ha advertido.

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