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BuloDIPUTACIÓN DE GUADALAJARA

"Que alguien externo decida qué es noticia y qué no, es algo que se puede volver en nuestra contra", dice la profesora Lucía Andaluz

MADRID, 21 (EUROPA PRESS)

Expertos en comunicación y periodismo recomiendan educación, tener una actitud crítica y la implicación de las plataformas para detener la expansión de los bulos y las 'fake news'.

Así lo explican a Europa Press el profesor de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC Alexandre López-Borrull, y la profesora del Grado en Periodismo de la Universidad Europea, Lucía Andaluz.

Preguntada sobre cómo detener esta situación sin que la solución choque con los derechos fundamentales de la ciudadanía, Andaluz opina que "la educación tiene un papel fundamental para detener esta pandemia informativa". "Debemos aprender a mantener una actitud crítica frente a los contenidos que recibimos", recalca.

"Además, hay que leer mucho, salir de nuestra ideología e intentar tener una visión externa respecto a nuestro grupo social, y esta es la parte más complicada, porque somos seres emocionales, que aunque nos muestren un hecho contrastado como verdadero, si es contrario a nuestra ideología política, en la mayoría de los casos podemos tender a negarlo", comenta.

También considera importante que lleguen al usuario los desmentidos realizados por las iniciativas de verificación de información (fact-checking".

Por su parte, el profesor de la UOC cree que "una parte importante de la solución" pasa por implicar a las empresas privadas que gestionan las plataformas (Google, Youtube, Facebook/Whatsapp, Twitter) y que, mediante algoritmos y curación manual, filtren la desinformación. Igualmente, cree en el refuerzo de los medios de comunicación y verificadores (Maldita, Newtral, etc.).

En relación con si sería adecuado un organismo similar a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, pero en la esfera de internet, la profesora avisa: "Que alguien externo decida qué es noticia y qué no, es algo que se puede volver en nuestra contra".

"Las instituciones deben trabajar en el rastreo de conductas irregulares llevadas a cabo por ciertas plataformas, que se hacen pasar por medios de comunicación respetados de forma persistente en el tiempo, y que deben tomar medidas tanto de detección como de prevención para proteger la información y los contenidos en red", mantiene la experta.

En este sentido, el profesor indica que "no está claro que con las herramientas legales no sea suficiente". "Lo que está claro es que se necesita una aproximación tecnológica, legal y de los profesionales de la información y la comunicación", agrega.

"Cualquier estrategia debe tener el máximo de consenso para que no depende de vaivenes políticos, ni que se usa o cree pensando en intereses electorales o de gobiernos", puntualiza Alexandre López-Borrull.

En este contexto, advierten ante la proliferación de bulos y desinformación. "Cuantos más bulos, más desconfianza en general hacia cualquier tipo de información, incluida la oficial y verificada. Y ello nos puede hacer tomar decisiones equivocadas", señala López-Borrull, que concreta que, en el caso de la salud pública, "es un problema porque para capear esta crisis es importante tener una parte activa en las recomendaciones emitidas por los expertos".

En este sentido, el profesor de la UOC sostiene que los bulos generan "desinformación, ruido" y conducen "al desorden y el caos". "Ello ocurre en medio de una crisis como la actual de las democracias liberales. Las fake news sería un síntoma más, por cuanto degrada el clima social y la confianza en la administración y en los medios de comunicación", añade.

A este respecto, Lucía Andaluz apunta que "la viralización de desinformación produce una manipulación profunda en el ciudadano, y este hecho, afecta notoriamente al curso normal de la democracia" que ya se ha experimentado "durante los procesos electorales de los últimos años".

"Además, el usuario siente una pérdida de confianza total en los medios, ya que la información que le llega debería ser veraz y, sin embargo, pasa a ser confusa o incierta y no cuenta con las herramientas adecuadas para poder mantener una actitud más crítica como ciudadano", alerta.

QUÉ O QUIÉN ESTÁ DETRÁS

Para saber qué o quién está detrás de una campaña de desinformación, según la profesora de la Universidad Europea, "es importante investigar la intencionalidad de quien lo propaga, con el fin de descubrir cuál es el objetivo". Por ejemplo, detalla que, en el caso de periodos electorales, en las campañas políticas, los bulos los dinamizan los perfiles robotizados de los equipos de comunicación de los candidatos.

"No existiría un perfil único, por cuanto motivaciones puede haber múltiples, pueden ser gente individual o bien estrategias coordinadas", manifiesta el experto de la UOC, que diferencia entre distintos tipos de perfiles o 'faker'.

Según indica el experto, entre los tipos de difusores de bulos y 'fake news' se hallan los bienintencionados, "que son un porcentaje no despreciable de gente que no es entendida en el tema o toca de oído"; los conspiranoicos, que "niegan cualquier información que provenga de la Administración y que dan credibilidad a cualquier mensaje minoritario que han recibido por las redes como, por ejemplo, el origen de la enfermedad".

También están aquellos que aprovechan una crisis para estigmatizar a un colectivo y para difundir un mensaje de odio con una intencionalidad política, o para hacer daño; y quienes se toman una noticia falsa como un reto a superar, con o sin beneficio económico, para poder comprobar si tiene impacto en las redes o si se habla de ello, afirma López-Borrull.

Además, el experto apunta la existencia de otro perfil, los creadores de caos y desestabilizadores, que "quieren crear el caos como respuesta, para descrédito de la información oficial, y en un contexto de desconfianza generalizado, ya sea para desestabilización interna o bien de otro país en forma de injerencia externa, "tal y como se ha estudiado ampliamente en el caso de las elecciones Clinton-Trump de 2016".

"Si bien existen bulos cuyo objetivo es dañar la imagen o la reputación de otros individuos, en la mayoría de los casos lo que se pretende es obtener algún tipo de beneficio económico, o rédito político", asegura la experta de la Universidad Europea, Lucía Andaluz.

LOS PERFILES FALSOS

Ante el hecho de que Facebook investigue centenares de perfiles falsos que elogian las publicaciones oficiales del Ejecutivo, Lucía Andaluz sostiene que "han existido prácticamente desde que surgieron las redes sociales, y es un tema 'comodín' y recurrente para la clase política".

"En esta situación salen perjudicados tanto los que incurren en esta acción, como la misma red social, que permite la existencia y la actuación de este tipo de perfiles falsos", afirma, para después señalar que los más aconsejable en este momento es "investigar el origen de estos perfiles, y dar una respuesta convincente a la ciudadanía", quien, bajo su punto de vista, "no pide una batalla política, sino convivencia y unión para salir pronto de esta crisis sanitaria".

El profesor de la UOC espera que Facebook pueda llegar en su investigación a alguna conclusión, aunque realmente cree "que sea lo que sea, habrá una parte de los usuarios que no den crédito a lo que emita". "Facebook, con sus problemas de privacidad, poco ayuda en estos momentos para erigirse como juez imparcial", apostilla.

"Además, mucha gente como en toda posverdad se va a creer aquello que esté relacionado con su propia verdad y sus premisas, lo que va a hacer el clima político más difícil. Sin ser mi campo de estudio, veo que el clima político en relación a las 'fake news' experimenta un mayor voltaje a medida que la crisis de salud pública parece mejorar las estadísticas", concluye.

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