MADRID, 17 (EUROPA PRESS)
Los suelos de permafrost en el Ártico se están descongelando. Mientras lo hacen, podrían liberarse grandes cantidades adicionales de gases de efecto invernadero, acelerando el cambio climático. Para poner fin a este efecto, en Rusia se están llevando a cabo experimentos en los que se están utilizando manadas de caballos, bisontes y renos, tal y como publica un estudio de la Universidad de Hamburgo en la revista científica 'Nature Reports'.
Teóricamente hablando, el 80% de todos los suelos de permafrost en el mundo podría conservarse hasta el año 2100, como así demostró el profesor Christian Beer del Centro de Investigación y Sostenibilidad del Sistema de la Tierra (CEN) de la Universidad de Hamburgo. Pero el científico advirtió de que si no se toman medidas para evitarlo, la mitad del permafrost del mundo se descongelará para 2100.
El nuevo estudio explora una contramedida poco convencional para salvar el permafrost: reasentar manadas masivas de grandes herbívoros. La inspiración vino del Parque Pleistoceno en Chersky, una ciudad en el noreste de Rusia.
Los científicos rusos Sergey y Nikita Zimov reasentaron manadas de bisontes, bisontes europeos, renos y caballos allí hace más de 20 años, y han estado observando los efectos en el suelo desde entonces. En invierno, el permafrost en Chersky es de alrededor de -10ºC; a temperaturas inferiores a -40ºC, el aire es mucho más frío.
Gracias a las amplias nevadas, hay una gruesa capa de nieve que aísla el suelo del aire helado y lo mantiene "caliente". Cuando la capa de nieve se dispersa y se comprime gracias a los cascos de los animales de pastoreo, su efecto aislante se reduce drásticamente, intensificando la congelación del permafrost.
Los experimentos a largo plazo realizados en Rusia muestran que, cuando se reasentan 100 animales en un área de 1 km2, reducen a la mitad la altura media de la capa de nieve. Christian Beer y sus colegas querían determinar qué efecto podría producir esto cuando se aplica a todos los suelos de permafrost del Ártico en su conjunto. ¿Podría la influencia de los animales, al menos en teoría, ser suficiente para mitigar el calentamiento intensivo de la atmósfera y detener el deshielo del permafrost?
Para los fines de su estudio, Beer utilizó un modelo climático especial que puede simular tales procesos de temperatura en la superficie de la tierra en el transcurso de un año entero. Los resultados muestran que si las emisiones continúan aumentando sin control (escenario RCP 8.5 en el último Informe de Evaluación del IPCC), puede haber un aumento de 3,8ºC en las temperaturas del permafrost, lo que causaría la descongelación de la mitad de todo el permafrost.
En contraste, con rebaños de animales, el suelo solo se calentaría alrededor de los 2,1ºC (un 44% menos), lo que sería suficiente para preservar el 80% de los suelos actuales, como muestra el modelo.
"Puede ser utópico crear imágenes de reasentamiento de rebaños de animales salvajes en todas las regiones de permafrost del hemisferio norte", reconoce el experto. "Pero los resultados indican que usar menos animales aún produciría un efecto refrescante --añade--. Lo que hemos mostrado aquí es un método prometedor para frenar la pérdida de nuestros suelos permanentemente congelados y, con ello, la descomposición y liberación de las enormes reservas de carbono que contiene."
Beer y su equipo también consideraron los posibles efectos secundarios del enfoque. Por ejemplo, en verano, los animales destruyen la capa de musgo que se está enfriando en el suelo, lo que además la calienta. Este aspecto también se tuvo en cuenta en las simulaciones, pero el impacto positivo del efecto nieve en invierno es varias veces mayor. Como siguiente paso, Beer planea colaborar con biólogos para investigar cómo los animales realmente se extenderían por el paisaje.