Argumenta que "la desconfianza y el miedo aumentan la fragilidad de las relaciones y el riesgo de violencia"
ROMA, 12 (EUROPA PRESS)
El Papa ha asegurado que la paz y la estabilidad en el mundo son "incompatibles" con un principio de no agresión entre Estados basado solo en "el miedo a la mutua destrucción" al tiempo que ha denunciado las cadenas "de la explotación y de la corrupción" que alimentan "el odio y la violencia".
"La paz y la estabilidad internacional son incompatibles con todo intento de fundarse sobre el miedo a la mutua destrucción o sobre una amenaza de aniquilación total", ha asegurado.
"Todavía hoy, a tantos hombres y mujeres, niños y ancianos se les niega la dignidad, la integridad física, la libertad, incluida la libertad religiosa, la solidaridad comunitaria, la esperanza en el futuro", ha incidido en su mensaje para la 53 Jornada Mundial de la Paz que la iglesia celebra el 1 de enero y que este año tiene como lema 'La paz como camino de esperanza: diálogo, reconciliación y conversión ecológica'.
La oficina de prensa del Vaticano ha publicado como es habitual el mensaje del Santo Padre con antelación para generar una reflexión previa sobre el tema. El Papa ha dejado claro que la paz sólo es posible desde "una ética global de solidaridad y cooperación al servicio de un futuro" mientras que ha subrayado que "cualquier situación de amenaza alimenta la desconfianza y el repliegue en la propia condición". Y ha especificado: "La desconfianza y el miedo aumentan la fragilidad de las relaciones y el riesgo de violencia, en un círculo vicioso que nunca puede conducir a una relación de paz".
Francisco ha hecho hincapié en que las guerras a menudo comienzan por "la intolerancia a la diversidad del otro", lo que fomenta el deseo de "posesión y la voluntad de dominio". Y ha aclarado: "Nace en el corazón del hombre por el egoísmo y la soberbia, por el odio que instiga a destruir, a encerrar al otro en una imagen negativa, a excluirlo y eliminarlo".
Así ha incidido en que la guerra se nutre de la "perversión de las relaciones, de las ambiciones hegemónicas, de los abusos de poder, del miedo al otro y la diferencia vista como un obstáculo". Desde esta perspectiva ha citado su viaje a Japón del pasado noviembre en que el que abogó por el desarme nuclear y ha señalado "la perversa dicotomía" que supone "querer defender y garantizar la estabilidad y la paz en base a una falsa seguridad sustentada por una mentalidad de miedo y desconfianza, que termina por envenenar las relaciones entre pueblos e impedir todo posible diálogo".
"La paz y la estabilidad internacional son incompatibles con todo intento de fundarse sobre el miedo a la mutua destrucción o sobre una amenaza de aniquilación total; sólo es posible desde una ética global de solidaridad y cooperación al servicio de un futuro plasmado por la interdependencia y la corresponsabilidad entre toda la familia humana de hoy y de mañana", ha ahondado el Papa.
Una de las conclusiones del mensaje de Francisco es pues que la "disuasión nuclear no puede crear más que una seguridad ilusoria". En este sentido, ha invitado a no pretender que se mantenga la estabilidad en el mundo a través del "miedo a la aniquilación, en un equilibrio altamente inestable, suspendido al borde del abismo nuclear y encerrado dentro de los muros de la indiferencia, en el que se toman decisiones socioeconómicas, que abren el camino a los dramas del descarte del hombre y de la creación, en lugar de protegerse los unos a los otros".
Y se ha preguntado: "¿cómo construir un camino de paz y reconocimiento mutuo? ¿Cómo romper la lógica morbosa de la amenaza y el miedo? ¿Cómo acabar con la dinámica de desconfianza que prevalece actualmente?".
LA "CAPACIDAD DESTRUCTIVA" DE LAS GUERRAS
El obispo de Roma ha hecho referencia a las grandes guerras mundiales que están "en la memoria y en la carne" y a los signos de las guerras y de los conflictos que se han producido, "con una capacidad destructiva creciente", y que no dejan de afectar "especialmente a los más pobres y a los más débiles".
El Papa también ha lamentado las "muchas víctimas inocentes" que cargan sobre sí "el tormento de la humillación y la exclusión, del duelo y la injusticia, por no decir los traumas resultantes del ensañamiento sistemático contra su pueblo y sus seres queridos".
"Las terribles pruebas de los conflictos civiles e internacionales, a menudo agravados por la violencia sin piedad, marcan durante mucho tiempo el cuerpo y el alma de la humanidad", ha agregado. Para el Papa, toda guerra se revela como un "fratricidio" que destruye el mismo proyecto de fraternidad "inscrito en la vocación de la familia humana".