ROMA, 3 (EUROPA PRESS)
El Papa ha condenado la eutanasia y ha defendido la objeción de conciencia de los médicos tras incidir en que la "vida es Sagrada" y "pertenece a Dios" en el mensaje que ha enviado por la Jornada Mundial del Enfermo que se celebrará el próximo 11 de febrero, día de la festividad de Nuestra Señora de Lourdes, pero que ha sido publicado con antelación por la oficina de prensa del Vaticano.
Francisco ha pedido a los médicos que "tengan constantemente presente la dignidad y la vida de la persona, sin ceder a actos que lleven a la eutanasia, al suicidio asistido o a poner fin a la vida, ni siquiera cuando el estado de la enfermedad sea irreversible".
En este sentido, tras destacar el trabajo de los agentes sanitarios, médicos, enfermeros, personal sanitario y administrativo, auxiliares y voluntarios ha dejado claro que la vida "es inviolable y no se puede disponer de ella".
Así ha señalado que "la vida debe ser acogida, tutelada respetada y servida desde que surge hasta que termina". Por ello, ante las dificultades que afrontan los profesionales de la medicina, el Papa ha defendido que en ciertos casos, la objeción de conciencia una "elección necesaria para ser coherentes con este 'sí' a la vida y a la persona". Y ha especificado:" Aunque a veces no podáis curar al enfermo, sí que podéis siempre cuidar de él con gestos y procedimientos que le den alivio y consuelo".
El Pontífice también se ha detenido en la importancia del personal sanitario, especialmente en contextos de guerra y de conflicto violento, porque ellos ocupan "de dar acogida y asistencia a los enfermos están en el punto de mira".
Y en esta línea ha advertido de que en algunas zonas "el poder político también pretende manipular la asistencia médica a su favor, limitando la justa autonomía de la profesión sanitaria". Por ello ha subrayado que "atacar a aquellos que se dedican al servicio de los miembros del cuerpo social que sufren no beneficia a nadie".
En el mensaje por la XXVIII Jornada Mundial del Enfermo, el Papa ha denunciado que son muchos en todo el mundo los que "no tienen la posibilidad de acceder a los tratamientos, porque viven en la pobreza". Y se ha dirigido a las instituciones sanitarias y a los Gobiernos de todos los países del mundo para instarles a que no desatiendan" la justicia social, considerando solamente el aspecto económico".
Por ello ha asegurado que si se aúnan "los principios de solidaridad y subsidiariedad" se puede "cooperar para que todos" tengan acceso a los cuidados adecuados para la salvaguardia y la recuperación de la salud".
También ha agradecido en su mensaje a los voluntarios que se ponen al servicio de los enfermos, que "suplen en muchos casos carencias estructurales y reflejan, con gestos de ternura y de cercanía, la imagen de Cristo Buen Samaritano".
"PERSONALIZAR EL MODO DE ACERCARSE AL ENFERMO"
El lema del mensaje de este año es "Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré". Según ha explicado el Papa, el camino misterioso de la gracia se revela a los "sencillos" y ofrece alivio a "quienes están cansados y fatigados" lo que "expresa la solidaridad del Hijo del hombre, Jesucristo, ante una humanidad afligida y que sufre".
A los que padecen en el cuerpo y en el espíritu, el Papa ha recordado que "Jesús dice a todos que acudan a Él y les promete alivio y consuelo".
"Jesucristo, a quien siente angustia por su propia situación de fragilidad, dolor y debilidad, no impone leyes, sino que ofrece su misericordia, es decir, su persona salvadora. Jesús mira la humanidad herida. Tiene ojos que ven, que se dan cuenta, porque miran profundamente, no corren indiferentes, sino que se detienen y abrazan a todo el hombre, a cada hombre en su condición de salud, sin descartar a nadie, e invita a cada uno a entrar en su vida para experimentar la ternura", ha afirmado en el mensaje.
Además ha incidido en que Jesucristo tiene estos sentimientos porque "él mismo se hizo débil, vivió la experiencia humana del sufrimiento y recibió a su vez consuelo del Padre" y "sólo el que vive en primera persona esta experiencia sabrá ser consuelo para otros".
Ante las distintas enfermedades y formas de sufrimiento, el Papa ha alertado de que "a veces se percibe una carencia de humanidad" y por eso ha asegurado que es "necesario personalizar el modo de acercarse al enfermo, añadiendo al 'curar' el 'cuidar', para una recuperación humana integral".
En el mensaje también ha destacado que "durante la enfermedad, la persona siente que está comprometida no sólo su integridad física, sino también sus dimensiones relacionales, intelectiva, afectiva y espiritual" y por eso además de los tratamientos espera recibir "apoyo, solicitud, atención... en definitiva, amor". Así ha subrayado que "junto al enfermo hay una familia que sufre, y a su vez pide consuelo y cercanía".
Francisco ha manifestado que la mirada y el corazón de Jesús es "luz" para los momentos de oscuridad de los enfermos así como "esperanza" para su "desconsuelo". Y ha añadido": "Jesús os invita a acudir a Él para encontrar la fuerza para afrontar las inquietudes y la preguntas que surgen en vosotros en esta noche del cuerpo y del espíritu y recuerda que Cristo no nos ha dado recetas, sino que son su pasión, muerte y resurrección nos libera de la opresión del mal".
Por otro lado, ha incidido en que la Iglesia debe ser "cada vez más, y lo mejor que pueda" la "posada" del Buen Samaritano que es Cristo. Y ha añadido: "En esta casa, podréis encontrar personas que, curadas por la misericordia de Dios en su fragilidad, sabrán ayudaros a llevar la cruz haciendo de las propias heridas claraboyas a través de las cuales se pueda mirar el horizonte más allá de la enfermedad, y recibir luz y aire puro para nuestra vida".