ROMA, 24 (EUROPA PRESS)
El Papa Francisco ha visitado este domingo el Memorial de la Paz de Hiroshima, tras recalar primero en Nagasaki, y ha vuelto a calificar de "inmoral" no sólo el uso sino también la posesión de armas nucleares, como ya hizo hace dos años en un discurso en el Vaticano. Para el Pontífice, la verdadera paz "sólo puede ser una paz desarmada" porque no es la ausencia de guerra sino un "perpetuo quehacer" de justicia y solidaridad para la construcción de la casa común bien común y aprendiendo de las enseñanzas de la Historia.
"Nunca más el rugido de las armas. Nunca más tanto sufrimiento. Que venga la paz en nuestros días en este mundo nuestro", ha exclamado el Pontífice, acompañado de veinte líderes religiosos y supervivientes del bombardeo del 6 de agosto de 1945, algunos de los cuales han dado su testimonio.
Ante ellos, ha advertido de que los hombres serán juzgados por el uso y posesión de armamento atómico. "Las nuevas generaciones se levantarán como jueces de nuestra derrota si hemos hablado de la paz pero no la hemos realizado con nuestra acciones", ha recalcado.
CRIMEN CONTRA LOS HOMBRES Y CONTRA LA CASA COMÚN
Francisco ha reiterado que el uso de la energía atómica con fines de guerra es hoy más que nunca un crimen, no sólo contra los hombres y su dignidad, sino también contra la posibilidad de un futuro para la casa común. "¿Cómo podemos proponer la paz si frecuentamos la intimidación bélica nuclear como recurso legítimo para la resolución de conflictos? --se ha preguntado--. ¿Cómo podemos hablar de paz mientras construimos nuevas y formidables armas de guerra, mientras justificamos determinadas acciones espurias con discursos de discriminación y de odio?".
En este sentido, ha subrayado que las comunidades políticas, que legítimamente pueden diferir entre si en términos culturales o económicos, están llamadas a comprometerse a trabajar por el progreso común y el bien de todos.
"Si queremos construir una sociedad más justa y segura, debemos dejar que lar armas caigan de nuestras manos. No es posible amar con armas ofensivas en nuestras manos. Cuando nos entregamos a la lógica de las armas y nos alejamos del diálogo, nos olvidamos trágicamente de que las armas, antes incluso de generar víctimas, tienen la capacidad de provocar pesadillas, exigen enormes gastos, detienen los proyectos de solidaridad y alteran la psicología de los pueblos", ha reflexionado.
El Papa ha precisado que la paz no es más que "un sonido de palabras" si no se funda en la verdad, la justifica, la caridad y la libertad. Así, ha insistido en que la construcción de la paz en la verdad y justicia significa reconocer que son muchas y muy grandes la diferencias entre los hombres, pero que eso es algo que "jamás" puede justificar la intención de imponer a los demás propósitos e intereses particulares.
Francisco ha afirmado que desde el "abismo de silencio" que dejó la bomba atómica, todavía hoy se sigue escuchando el "fuerte de grito" de los que ya no están y que venían de diferentes lugares, con diversos nombres y diferentes lenguas. "Todos unidos en un tremendo destino y una hora tremenda que marcó para siempre, no solo la historia de este país sino la de toda la humanidad", ha subrayado.
Así, ha querido hacer memoria de todas las víctimas y de los que sobrevivieron y han soportado en sus cuerpos durante muchos años lo sufrimientos más agudos y los gérmenes de la muerte en sus mentes.
"He sentido el deber de venir como peregrino de paz para permanecer en oración recordando a las víctimas inocentes de tanta violencia y llevando en la oración las súplicas y anhelos de hombres y mujeres de nuestro tiempo, especialmente de los jóvenes que desean, trabajan y se sacrifican por la paz", ha dicho para añadir que también trae el grito de los pobres, que son siempre las víctimas más indefensas del odio y los conflictos.
RECURSO "CONTINUO Y ESPASMÓDICO" DE LAS ARMAS
Así, ha alzado la voz por aquellos "cuya voz no es escuchada" y que miran con inquietud las tensiones actuales, las inaceptables desigualdades e injusticias que amenazan la convivencia, la incapacidad de cuidar de la casa común y el "recurso continuo y espasmódico de las armas como si pudieran garantizar un futuro de paz".
Francisco ha señalado que "recordar, caminar juntos y proteger" son tres imperativos morales que adquieren en Hiroshima un significado fuerte y universal y que permiten abrir un camino de paz. En este sentido, ha pedido caminar juntos con una mirada de "comprensión y perdón" y horizonte abierto a la esperanza.
"Un mundo interconectado, no sólo hoy por la globalización sino desde siempre por nuestra tierra común, reclama la postergación de intereses exclusivos de grupos y sectores para alcanzar la grandeza de aquellos que luchan corresponsablemente para alcanzar un futuro común", ha reclamado, al tiempo que ha suplicado al Señor que sobreabunde la esperanza de que es "posible escribir y realizar una historia diferente".
Tras su visita a Nagasaki e Hiroshima, el Pontífice regresa a Tokio, donde este lunes está previsto que se reúna con víctimas del accidente de Fukushima así como encontrarse con el emperador Naruhito.