MADRID, 19 (EUROPA PRESS)
El inicio de la actividad humana hace milenios tuvo influencia en el declive del lince boreal desde la última glaciación, según ha concluido un estudio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
El felino tiene una población grande y muy distribuida, pero muestra una variabilidad genética muy baja, similar a la de otras especies en peligro, como la del oso pardo de los Apeninos o incluso en lince ibérico, pero el estudio, liderado por la Estación Biológica de Doñana, señala que la influencia de la actividad humana sobre la biodiversidad podría haber comenzado ya hace varios milenios y haber dejado sus huellas en el genoma de las diferentes especies.
En el trabajo, publicado recientemente por Molecular Ecology, la investigadora de la EBD, María Lucena-Pérez, ha explicado que se da la paradoja de que la especie ha sufrido un declive poblacional continuado desde hace miles de años, mucho más acentuado después de la última glaciación, especialmente en Europa.
Las poblaciones de lince boreal que se mantuvieron genéticamente homogéneas y relativamente abundantes hasta hace 100.000 años, empezaron a reducir sus efectivos y a contraer su área de distribución en esa fecha, probablemente como consecuencia del enfriamiento del clima.
En este momento, las poblaciones de la parte asiática del continente empezaron a divergir de las europeas hasta que llegaron a aislarse completamente hace 10.000 años.
Para el estudio, realizado gracias a un convenio con el Instituto para la Investigación de Mamíferos de Bialowieza (Polonia), y en colaboración con 15 investigadores de siete países, se secuenciaron 80 genomas completos de muestras de lince boreal de 12 poblaciones con condiciones climáticas y ambientales completamente diferentes, desde bosques templados en Polonia al desierto de Gobi, pasando por bosques de taiga del norte de Siberia hasta la costa oriental rusa.
El estudio añade que además del enfriamiento, característico de ese periodo glaciar, también la expansión de los seres humanos que comenzó hace unas decenas de miles de años podría haber tenido un impacto sobre los linces, tanto de forma indirecta, mediante la caza de las especies silvestres que servían de alimento al lince boreal, por ejemplo los ungulados, como de forma directa sobre las propias poblaciones del lince boreal.
En otras palabras, la presencia humana podría haber contribuido al declive y la fragmentación, sobre todo de las poblaciones europeas de este felino.
"Mientras que la presión humana en Asia fue mucho más baja, en Europa la expansión humana se vio intensificada con el desarrollo de la agricultura, a lo que se habría sumado las políticas de exterminio iniciadas en el siglo XX. El resultado ha sido la desaparición de la especie de casi toda Europa Occidental y el empobrecimiento y diferenciación genética de las poblaciones que quedan", puntualiza Lucena-Pérez.
Finalmente, concluye que la actividad humana tiene gran impacto en la supervivencia de especies salvajes, pero que esta influencia podría haber comenzado ya hace varios milenios, dejando una huella legible en el genoma de los supervivientes.
La investigación sugiere que la mejor estrategia para recuperar las poblaciones de lince boreal en Europa, donde la especie está "especialmente impactada" por influencia antrópica, es asegurar la conectividad entre las poblaciones, con el objetivo de revertir su aislamiento genético y empezar a restaurar los dramáticos cambios causados a la especie por influencia humana, que se observan hoy día en el genoma del lince boreal.