MADRID, 20 (EUROPA PRESS)

World Vision ha lamentado que el año 2018 termina con casi 1.000 niños y niñas exsoldado liberados en Sudán del Sur, muchos de los cuales viven ahora en campamentos de refugiados, sin familias, con depresiones, secuelas mentales y tendencias suicidas.

Por ello, la organización ha puesto en marcha centros de cuidados para víctimas de los conflictos armados y tratan de tener una educación de calidad para un futuro mejor.

La mayoría de los niños soldado liberados, según indica la ONG, han sido reubicados con sus familias y aquellos que han perdido a sus seres queridos o no pueden volver por amenazas son llevados a un Centro Interno de Cuidados donde World Vision trabaja en su recuperación.

En Sudán del Sur, los niños "continúan sufriendo la peor parte del conflicto". En este sentido, la organización denuncia que su situación se deteriora cada año, con incidentes continuos de reclutamiento, abuso, explotación y otras violaciones "graves" que han afectado directamente a unos 100.000 niños desde el comienzo del conflicto.

En concreto, la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios estima que más de 19.000 niños fueron reclutados por grupos armados en 2017, frente a 17.000 en 2016.

UN NIÑO EXSOLDADO PIDE TENER EDUCACIÓN Y VIVIR EN PAZ POR NAVIDAD

En este contexto, World Vision ha destacado el caso de James, un niño exsoldado de Sudán del Sur que se recupera en uno de sus centros. El niño ha pedido esta Navidad "poder tener una educación y vivir en paz".

El "único" deseo de James es tener material escolar para seguir estudiando y que su país pueda vivir en paz. La ONG asegura que James es uno de los niños que tienen "una nueva oportunidad" gracias a la educación y destaca que este año su escuela ha agregado el sexto grado para los niños más mayores del campamento y la comunidad de acogida.

Asimismo, la ONG ha hecho referencia a Kenyi Ali Duco, un sudanés del sur de 49 años que decidió renunciar a su trabajo y usar su paga para poner en marcha una escuela de primaria en un campamento de refugiados en Sudán del Sur, donde conviven niños y niñas que han sufrido las peores consecuencias del conflicto.

Cuando arrancó el proyecto, Kenyi utilizaba tres salas en ruinas para las clases y su oficina, que estaba debajo de un árbol. En 2017, World Vision conoció esta iniciativa, hizo una evaluación y decidió apoyar la escuela.

"Estoy muy agradecido a World Vision porque construyeron dos aulas, proporcionaron los materiales escolares y los libros necesarios. También dio incentivos a los maestros y los envió a capacitarse", sañaló Kenyi.

El objetivo principal del programa conjunto entre World Vision y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de alimentación y luchar contra el absentismo, ya que cuando los niños sienten hambre "se van a casa y nunca regresan". Gracias a este servicio de comida durante el horario escolar, la matriculación "aumentó considerablemente" con una asistencia de clase alentadora.

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