"Peor que ser derrotado es la vergüenza de no haber luchado", alega el presidente

MADRID, 20 (EUROPA PRESS)

El Ministerio de Salud de Brasil ha establecido un nuevo protocolo para el tratamiento de la enfermad COVID-19 que abre la puerta al uso de la hidroxicloroquina, un fármaco utilizado hasta ahora para combatir la malaria, para atender los casos leves derivados de la actual pandemia.

El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, gana así el pulso a los detractores dentro de su propio Gobierno para utilizar un medicamento cuya eficacia aún no ha sido demostrada. Dos ministros de Sanidad han dimitido en menos de un mes por sus discrepancias con el mandatario en relación a la gestión sanitaria frente a la pandemia.

Según el nuevo protocolo, la administración de la hidroxicloroquina debe realizarse por prescripción médica y previo consentimiento del paciente, que deberá asumir con su firma que "no existe garantías de resultados positivos" y que "no hay estudios que demuestren beneficios clínicos" de este fármaco, según G1.

Asimismo, el paciente también eximirá a los médicos de responsabilidades en caso de "fallo grave de órganos, prolongación del ingreso, incapacidad temporal o permanente e incluso fallecimiento".

Bolsonaro ha destacado en Twitter este miércoles que este nuevo protocolo es una "esperanza" en la lucha contra el virus, "como lo acreditan los muchos que la usaron". Entre quienes han reconocido su consumo está el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que ha dicho que toma el medicamento de forma preventiva.

El presidente brasileño ha reconocido que "no existe comprobación científica" de su eficacia, pero ha alegado que se utiliza "en todo el mundo" bajo vigilancia. "Estamos en guerra: 'Peor que ser derrotado es la vergüenza de no haber luchado'", ha declarado Bolsonaro.

Brasil sumó el martes por primera vez más de mil fallecidos en 24 horas --en concreto 1.179-- y ya acumula cerca de 18.000 muertes. El número de casos confirmados ronda ya los 272.000, lo que sitúa al gigante sudamericano como el tercer país con más infectados del mundo, solo por detrás de Estados Unidos y Rusia.

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