La polémica sobre los test rápidos que el Ministerio de Sanidad tuvo que retirar por los resultados fallidos que arrojaban no ha cesado. Las nuevas restricciones de China retrasarán la llegada de más de 600.000 nuevos test, mientras un informe de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC) apunta a que el problema es la baja sensibilidad de los kits de pruebas diagnósticas.
“Hasta la actualidad las pruebas que se han realizado en España con estos kits de detección” presentan “una sensibilidad inferior a un 50%”, es decir, significativamente por debajo de lo que se considera como una sensibilidad aceptable, que es aquella en la que los valores superan el 70%, dice este documento.
Shenzhen Bioeasy Biotechnology está bajo la lupa de China. La compañía del gigante asiático vendió sus test rápidos a España y, según las autoridades del país, resultaron ser defectuosos. Las primeras revelaciones recogidas por la agencia Efe apuntan a que la empresa no contaba con licencia china pero sí con la homologación europea.
La investigación sigue su curso y los de Xi Jinping han asegurado que su país "no tolerará ninguna práctica" que se salga de los criterios autorizados.
España llevó a cabo la compra a través de un proveedor nacional. El pedido total ascendió a los 640.000 test rápidos. De estos, 58.000 llegaron la pasada semana a territorio español y fueron comprobados por las autoridades competentes antes de establecer su naturaleza defectuosa.
“El fabricante en China ha asumido la devolución y los reemplazará por un nuevo modelo de test”, aseguró entonces el ministro de Sanidad español, Salvador Illa. Y lo hizo tras confirmar que los tests "no pasaron los controles de calidad" después de que varios laboratorios detectasen que no funcionaban correctamente.