MADRID, 28 (EUROPA PRESS)

Solo el 36 por ciento de las Unidades de Dolor cuentan con un psicólogo y menos del 50 por ciento de estas cuentan con protocolos de continuidad para los pacientes una vez que reciben el alta de la unidad, según ha advertido la anestesista de la Unidad del Dolor del Hospital de Fuenlabrada, María Dolores Bedmar, durante un encuentro entre profesionales de Unidades de Dolor y de Cuidados Paliativos con el Grupo de Trabajo de Bioética de la Sociedad Española del Dolor (SED).

En este sentido, la experta también ha destacado que "hay una falta de equidad importante en cuidados paliativos y Unidades de Dolor en las distintas comunidades autónomas (CCAA)", ya que "las principales Unidades de Dolor están concentradas en las grandes ciudades".

Así, respecto a los Cuidados Paliativos (CP), se ha puntualizado que a los Recursos Avanzados de CP no acceden ni el 50 por ciento de los pacientes con criterios de complejidad que los necesitan, y la Ley de Dependencia no llega a los enfermos terminales.

Debido a ello, por término medio, mueren más de 100 enfermos cada día con la dependencia ya reconocida, pero "pendientes de que les sea otorgada la ayuda o prestación". "Nos hemos acostumbrado a morir sin tener la dependencia concedida y esto no es ético, ni debería ser así", ha señalado la presidenta de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes, Carina Escobar.

Asimismo, los participantes en el debate han coincidido en que se requiere un consenso para acordar un mínimo de asistencia sanitaria, cumpliendo con el principio ético de no maleficencia, que implica la protección de ciertos bienes individuales como la vida, la integridad física o la salud, y con el principio de justicia, que garantice que esta asistencia sea adecuada y equitativa.

Por otro lado, según ha destacado la responsable del Área de Personalización y RSC en Hospital Clínico San Carlos, Paloma Casado, los recursos son limitados y, por ello, "hay que trabajar para tenerel mejor resultado posible con los recursos disponibles y aportar valor".

Ha añadido al respecto que "el principio de justicia no es dar a todos los pacientes los mismos recursos, sino asignar a cada uno los recursos adecuados según sus necesidades y la expectativa que tiene de los resultados de su tratamiento".

En este sentido, ha señalado que cuando la indicación correcta y la gestión eficiente no son suficientes, "puede aceptarse el racionamiento", la limitación de prestaciones de acuerdo con el principio del "mínimo decoroso".

Esta racionalización, tal y como se ha expuesto en la reunión,debe ser definida por los políticos y gestores teniendo en cuenta la evaluación de las técnicas y recursos que hacen los profesionales. Además, deben establecer criterios concretos que eviten injusticias entre las comunidades y entre los propios pacientes.

La única diferencia que podría darse, tal y como se haexpuesto en la reunión, sería por discriminaciones positivas surgidas de situaciones "dramáticas", como es el caso de enfermedades raras, enfermedades avanzadas o terminales de mayor complejidad.

FORMACIÓN SOBRE EL DOLOR ENTRE LOS PROFESIONALES

Durante el encuentro también se ha abordado la importancia de la formación de los profesionales sanitarios en el manejo del dolor. Según el secretario de la Comisión Central de Deontología de la OMC, Jacinto Bátiz, "tratar el dolor de forma inadecuada es un problema ético y asistencial".

"Las nuevas generaciones de médicos deberían formarse en el tratamiento del dolor, no solo desde el punto de vista terapéutico, sino también en las técnicas y herramientas que sirvan en el acompañamiento de las necesidades del paciente", ha apostillado.

Además, los expertos participantes en esta jornada coincidieron, de igual forma, en la importancia de contar con mayor presencia de la sociedad civil y, en concreto, de los pacientes, a través de las distintas asociaciones.

contador