"La situación es grave" en Alemania, ha admitido el líder socialdemócrata, Olaf Scholz, futuro canciller que sucederá a la conservadora Angela Merkel. Sin embargo, el nuevo gobierno de coalición se resiste a un bloqueo, por ahora. El país supera los 100.000 muertos por Covid-19 y los contagios marcan récord desde el inicio de la pandemia.
La nueva alianza gubernamental rechaza la idea de cierres y confinamientos, prefiriendo en cambio esperar y ver si las restricciones más estrictas anunciadas la semana pasada funcionarían para ayudar a reducir las infecciones, según publica el diario Bild.
Merkel había propuesto el cierre de tiendas, bares y restaurantes, pero la idea fue rechazada por el gobierno entrante, quien dijo que la opinión pública la habría interpretado como un "mal truco político" por parte del gobierno.
"La vacunación es la forma de salir de esta pandemia. En las instituciones donde se atiende a grupos vulnerables, deberíamos hacer que la vacunación sea obligatoria", ha expresado Scholz, sin especificar más detalles. En el caso alemán, el porcentaje de población completamente vacunada se sitúa alrededor del 69%, por debajo de otros grandes países europeos como España, Francia o Italia.
Mientras tanto, el ministro de Finanzas entrante, Christian Lindner, declaró que los alemanes deberían evitar todo contacto innecesario este invierno "para preservar toda nuestra salud en esta pandemia". Muchos estados en Alemania ya han restringido el acceso a espacios públicos como bares, restaurantes, cines y museos solo a aquellos que están vacunados o recuperados.