MADRID, 31 (EUROPA PRESS)
El neurocientífico de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) Diego Redolar, ha avisado de que el confinamiento, producido por la declaración del estado de alarma por el coronavirus, puede afectar a la calidad del sueño y al número total de horas que se duerme.
Las personas tienen unos ritmos circadianos que resultan de la adaptación a un entorno rítmico de 24 horas y se producen en el cuerpo regulados por unos determinados genes. La mayor parte de variables fisiológicas y conductuales de las personas presentan estos ritmos, que responden a señales externas como la luz o la oscuridad.
"Con el confinamiento de estos días, el cerebro carece de estas señales ya que, por ejemplo, no estamos siguiendo las rutinas habituales para ir a trabajar ni estamos tan expuestos a la luz solar. La estructura cerebral que establece el reloj biológico, el llamado núcleo supraquiasmático del hipotálamo, está recibiendo información contradictoria y esto puede provocar un impacto negativo en la higiene del sueño", ha apuntado el también investigador del grupo Cognitive Neurolab de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC.
Además, no poder salir de casa puede provocar en algunas personas ansiedad y estrés, sobre todo cuando se tiene una percepción de pérdida de control sobre la vida. En estos casos, tal y como ha argumentado el experto, se activan regiones cerebrales, como una estructura con forma de almendra denominada amígdala, que durante la noche pueden interferir en la calidad de nuestro sueño. A estas personas les cuesta más dormir y se despiertan más durante la noche.
Del mismo modo, existe otra estructura cerebral, la glándula pineal, que también interviene en este tictac cerebral y que segrega una hormona llamada melatonina cuando está oscuro para informar a nuestro cuerpo de que es de noche y tenemos que ir a dormir. Sin embargo, en estos días de confinamiento, el uso de 'smartphones' y 'tablets' se ha disparado.
"Para que se produzca esta liberación de melatonina es aconsejable evitar el uso de dispositivos móviles antes de ir a dormir, porque emiten una luz azul que envía un mensaje contradictorio al encéfalo", ha aclarado el investigador.
Además, con el reciente cambio horario, las alteraciones de ánimo o de algunos aspectos cognitivos, como la atención, las funciones ejecutivas o la memoria, que pueden darse en condiciones normales pueden acentuarse en una situación de confinamiento, sobre todo en mayores y niños. "Al no recibir el cerebro las señales externas para regular el reloj biológico, puede haber una mayor dificultad de adaptación al nuevo horario", ha explicado Redolar.
Para fomentar el sueño, este neurocientífico ha aconsejado, además de limitar el uso de dispositivos móviles antes de ir a dormir, establecer unas rutinas diarias. "Cuando nos levantemos, debemos asearnos, vestirnos y arreglar la habitación. También es recomendable comer y dormir a unas horas determinadas y, al levantarse, poner el despertador", ha dicho.
Realizar ejercicio físico también es muy importante, porque ayuda al cerebro en todos los procesos de regulación de los ritmos de los ciclos de sueño y vigilia. También es importante darse una ducha o un baño de agua caliente antes de ir a dormir, porque aumenta la temperatura del cuerpo, como cuando se hace deporte.
"El cerebro interpreta que se ha hecho un esfuerzo y activa mecanismos para la recuperación del cuerpo", ha recalcado, para recomendar fijar un ritual relajante antes de ir a dormir porque ayuda a la corteza cerebral a sincronizar sus patrones de activación, con lo que es más fácil la inducción del sueño.