MADRID, 11 (EUROPA PRESS)
El deterioro de los ecosistemas constituye un determinante para explicar el crecimiento de las enfermedades crónicas en la infancia-adolescencia, ya que los niños soportan hasta el 88 por ciento de la carga de enfermedad atribuible a la crisis climática.
En este sentido, los expertos identifican nueve amenazas ecosistémicas para la salud medioambiental de la infancia: crisis climática, contaminación del aire y suelo, el agua de bebida contaminada, la polución de los mares, la deforestación-disertificación, las drogas legales-ilegales, contaminación de alimentos y malnutrición, la falta de contacto con la naturaleza y la pobreza/injusticia ambiental.
El coordinador del Comité de Salud Medioambiental de la Asociación Española de Pediatría (CSM-AEP), y pediatra responsable de la primera unidad de Salud Medioambiental Pediátrica de España, Juan Antonio Ortega, ha expresado, durante la Conferencia de las Partes (COP)25, que "todos los niños, independientemente de donde vivan, se ven afectados por peligros ambientales".
"La especial vulnerabilidad de la infancia a los efectos del cambio climático surge de su mayor susceptibilidad biológica durante la etapa fetal e infantojuvenil a la acción de estos contaminantes", ha añadido.
En este sentido, los expertos señalan 5 desafíos a los que se enfrentan los sistemas sanitarios por el medioambiente, a saber, el crecimiento de las enfermedades crónicas, los costes insostenibles de las enfermedades y desigualdades, el agotamiento de los recursos naturales, el envejecimiento de la población y crecimiento urbano y los cambios en la relaciones humanas.
El experto destaca también que la creciente conciencia social sobre la interrelación salud y medioambiente constituye un impulso para cambiar las políticas mundiales que otorguen a la infancia y adolescencia un lugar prominente.
"Esta hoja de ruta requerirá liderazgos valientes, nuevos perfiles profesionales (pediatra y enfermeros ambientales), creación de nuevas estructuras que unan salud y medioambiente (como las unidades de pediatría ambiental y superministerios de salud y medioambiente), una redistribución sustancial de los recursos y amplios cambios sociales", ha asegurado.
CREACIÓN DE UNIDADES CLÍNICAS DE SALUD MEDIOAMBIENTAL PEDIÁTRICA
Así, la AEP insta a mejorar la investigación y formación en salud medioambiental de los pediatras y enfermeros de España y a la puesta en marcha de nuevas estructuras que unan Salud y Medioambiente, como las Unidades Clínicas de Salud Medioambiental Pediátrica.
El patrón cambiante de las enfermedades ambientales requiere un abordaje y un enfoque más creativo, según Ortega. Las nuevas tecnologías de sensorización y biomonitorización mejorarán la prevención, el diagnóstico y el tratamiento, a la vez que disminuirán la carga de enfermedades crónicas medioambientales.
Además, la sensorización de los ecosistemas, la biomonitorización clínica y las plataformas digitales crearán modelos sanitarios eficientes e innovadores.
La clave será, por otra parte, entender cómo esto transforma la vida de los niños. "Necesitamos nuevos perfiles profesionales preparados para responder la relación entre salud infantil y el medioambiente", ha explicado el pediatra.
En la misma línea, la presidenta de la AEP, María José Mellado, asegura que son "muy conscientes" de las "amenazas" que estos fenómenos suponen en la salud de los más pequeños, y por ello apuestan por la formación de los jóvenes pediatras en esta disciplina específica de salud Medioambiental Pediátrica, así como la implicación y aprendizaje de pediatras, familias y niños, en la creación de ambientes más saludables, "empezando por el entorno más cercano".
Destaca también la importancia de buscar la financiación y soporte a través del Plan Nacional de Salud y Medioambiente para la puesta en marcha en cada Comunidad Autónoma de al menos una Unidad Clínica de Salud Medioambiental Pediátrica. Hasta ahora, hay 2 unidades de pediatría ambiental en España, en la Región de Murcia desde 2005 y en Cataluña, creada en 2018.
Poco a poco, explican desde la AEP, se van conformando las Unidades de Pediatría Ambiental, formadas por pediatras y otros biosanitarios expertos en salud medioambiental que colaboran con otros profesionales de la salud (obstetras, toxicólogos) y otros profesionales como ingenieros, trabajadores ambientales, educadores, psicólogos y químicos.
Los integrantes de estas unidades reconocerán y evaluarán los riesgos y las enfermedades medioambientales infantiles, además de proporcionar educación, entrenamiento, investigación y salud ambiental escolar y comunitaria. "Un nuevo modelo sanitario emerge que integra la salud medioambiental en la práctica clínica" asegura Ortega al respecto.
Desde la AEP también alertan de que, actualmente, los niños pasan demasiado tiempo en espacios cerrados. La falta de contacto con la naturaleza y del contacto directo con personas se sustituye por una progresiva realidad virtual, asociándose a obesidad, enfermedades respiratorias, cardiovasculares, conductuales, empeoramiento de enfermedades crónicas, hipovitaminosis D, déficits sensoriales y mayor exposición a carcinógenos. "Necesitamos reconectar a la infancia con la madre Naturaleza" ha asegurado Ortega.