MADRID, 15 (EUROPA PRESS)

La patronal de la industria farmacéutica innovadora en España, Farmaindustria, ha resaltado que los medicamentos antihipertensivos "salvan vidas y ahorran costes sanitarios". "Previenen uno de cada dos ingresos por fallo cardiaco, uno de cada tres infartos y uno de cada cuatro eventos cardiovasculares. Cada euro invertido en estos fármacos ahorra casi dos en costes sanitarios", argumentan con motivo del Día Mundial de la Hipertensión, que se celebra este domingo 17 de mayo.

La hipertensión arterial, una tensión por encima de 140-90 mmHg, se presenta en seis de cada diez personas mayores de 65 años. En España, se estima que hay unos 14 millones de hipertensos, de los que más de cuatro millones, casi un tercio del total, padecen esta patología sin haber sido diagnosticados, según los datos de la Sociedad Española de Hipertensión-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial (SEH-LELHA).

Los especialistas recuerdan que una presión arterial elevada mantenida durante mucho tiempo lesiona la pared de las arterias y a la larga dificulta la circulación de la sangre en su interior. Esto conlleva que el corazón, las arterias y los riñones realicen un sobreesfuerzo adicional, lo que aumenta el riesgo de padecer infartos cerebrales y de miocardio, insuficiencia renal e insuficiencia cardiaca.

Además, si la hipertensión arterial se acompaña de obesidad, tabaquismo, hipercolesterolemia o diabetes, el riesgo de padecer infartos cerebrales o de miocardio se multiplica. Según los expertos, los niveles normales de presión arterial sistólica (máxima), según los expertos, están entre 120-139 mmHg, y las de diastólica (mínima) entre 80 y 89 mmHg (la presión de la sangre se mide en milímetros de mercurio).

LA IMPORTANCIA DE LOS TRATAMIENTOS

Numerosos estudios clínicos han demostrado que un control adecuado de la presión arterial disminuye la frecuencia de las complicaciones vasculares especialmente de insuficiencia cardiaca y de embolia cerebral. El tratamiento para controlar esta presión arterial por encima de lo normal, además de mediante un cambio de hábitos de vida, se realiza a través de los medicamentos antihipertensivos, que han demostrado ser efectivos como tratamiento preventivo de los eventos cardiovasculares a largo plazo y, además, con un coste de tratamiento/mes muy bajo.

Los tratamientos antihipertensivos están agrupados en varios tipos, principalmente diuréticos; inhibidores del sistema renina angiotensina (IECA); antagonistas de los receptores de angiotensina (ARA-II); calcioantagonistas; betabloqueantes, y combinaciones de fármacos. Según diversas investigaciones, estos medicamentos han demostrado una eficacia más que notable en las últimas décadas.

El estudio SHEP (Programa Hipertensión Sistólica en la Edad avanzada) concluye que el tratamiento con antihipertensivos durante 4,5 años previene uno de cada dos ingresos por fallo cardiaco, uno de cada 3 infartos (fatales y no fatales) y uno de cada cuatro eventos cardiovasculares. Mientras que otro estudio evidencia que cada mes de tratamiento activo con antihipertensivos se asocia con la extensión de aproximadamente un día de la esperanza de vida.

"El uso de los antihipertensivos no sólo ha tenido un importante impacto sobre la salud poblacional, sino también sobre los costes sanitarios asociados a este factor de riesgo, al reducir la probabilidad de sufrir accidentes vasculares. Algunos estudios calculan que por cada euro invertido en medicamentos antihipertensivos se ahorran 1,9 euros (casi un 200%) en costes directos sanitarios", explica Farmaindustria.

Según la industria, estos avances en la investigación han conseguido, tal como refleja el informe 'El valor del medicamento desde una perspectiva social' de la Fundación Weber, que en el caso de España la tasa de mortalidad por infarto haya caído desde el 6,2 por 10.000 habitantes del año 2000 hasta el 3,4 en 2015. Algo similar ha ocurrido con la mortalidad por accidentes cerebrovasculares, que ha pasado de una tasa de 9 por 10.000 habitantes hace 20 años a una del 6,1 en 2015. "En ambos casos, la creciente eficacia del tratamiento farmacológico de la hipertensión arterial y la hipercolesterolemia ha jugado un papel fundamental", concluyen.

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