MADRID, 17 (EUROPA PRESS)

La participación de la familia en las sesiones de psicoterapia de niños y adolescentes con alto riesgo de desarrollar un trastorno bipolar permite que se mantengan saludables durante períodos más largos de tiempo, según ha demostrado un estudio dirigido por la Universidad de California (UCLA) publicado en 'JAMA Psychiatry'.

El equipo de investigación, que contó también con autores de la Universidad de Colorado y de la Universidad de Stanford, estudió a un total de 127 jóvenes de entre 9 y 17 años, que presentaron signos tempranos de advertencia del trastorno bipolar al comienzo del estudio.

Su objetivo era determinar cuál de los dos tratamientos sería más efectivo para retrasar la aparición de los síntomas bipolares nuevos y recurrentes: doce sesiones de terapia centrada en la familia, que enseña a los pacientes y a las familias unas mejores habilidades de comunicación; o seis sesiones con el tratamiento tradicional de psicoeducación, que se centra en que el paciente comprenda mejor y haga frente a los síntomas de su estado de ánimo.

El trastorno bipolar, señalan, es un "trastorno cerebral" marcado por "cambios repentinos en el estado de ánimo y en los niveles de energía". El tratamiento con medicamentos y/o psicoterapia puede ayudar a aliviar los síntomas más graves, pero no existe una cura. Los síntomas recurrentes incluyen episodios de manía y depresión, que alternan sentimientos de grandiosidad, energía y euforia con sentimientos de tristeza, letargo y pensamientos y acciones suicidas.

Según ha explicado el autor principal del estudio, el profesor en psiquiatría de la Facultad de Medicina David Geffen en UCLA, David Miklowitz, los niños y adolescentes que participaron en el estudio presentaban un riesgo elevado de desarollar el trastorno bipolar por sus antecedentes familiares de esta condición.

De hecho, Miklowitz alertaba de que muchas familias no saben que sus hijos tienen un alto riesgo de desarrollar un trastorno bipolar, porque creen simplemente que son "niños malhumorados". "Pero hay signos reveladores, como cambios repentinos en el estado de ánimo y los niveles de energía, irritabilidad, sentirse cada vez más ansiosos y deprimidos que no pueden levantarse de la cama. A menudo, son niños para quienes el trastorno bipolar corre en la familia", ha resaltado.

EL ESTUDIO Y SUS RESULTADOS

La mitad de los participantes del estudio se sometieron a las doce sesiones de terapia centrada en la familia por cuatro meses, y la otra mitad a las seis sesiones del tratamiento educativo tradicional que combinó tres sesiones individuales y tres familiares durante el mismo período de tiempo. Los tratamientos se realizaron en UCLA, Colorado y Stanford.

Se observó que alrededor del 60 por ciento de los participantes eligió recibir medicamentos para los síntomas de depresión, inestabilidad anímica, TDAH o ansiedad. Este régimen de medicamentos fue equivalente en los dos tipos de tratamientos.

A algunos de los participantes, explican, se les hizo seguimiento durante más de cuatro años, salvo en ciertos casos en los que abandonaron el estudio o se mudaron después de que terminarán el tratamiento de cuatro meses.

En las sesiones de terapia centradas en la familia, se enseñó a hijos y padres a reconocer los primeros síntomas del trastorno bipolar y a practicar habilidades de comunicación y de resolución de conflictos. Por su parte, en las sesiones de tratamiento educativo tradicional se les enseñó a cómo controlar su estado de ánimo y los síntomas con instrucciones individualizadas.

Se demostró que en la terapia de familia un 77 por ciento de los jóvenes se recuperó de los síntomas que presentaron al inicio del estudio y el tiempo promedio de vuelta de estos síntomas fue de 87 semanas, mientras que en el grupo educativo el 65 por ciento se recuperó pero los síntomas regresaron antes, tras 63 semanas.

"Involucrar a los padres en la terapia del niño enseña a los miembros de la familia a cómo crear un ambiente más protector para que los niños puedan manterse bien por más tiempo", ha recomendado Miklowitz. "Si los niños que corren el riesgo de padece trastorno bipolar viven en hogares caóticos sin límites y con padres muy críticos, lo harán peor con el tiempo", ha añadido.

No obstante, el experto asegura que todavía no se puede hablar de "prevención" porque no saben si se puede prevenir el trastorno bipolar, sino más bien de "intervención temprana" para que los niños y adolescentes con la ayuda de sus familias "puedan aprender formas de reducir la gravedad de sus síntomas y la frecuencia con la que los síntomas se repiten".

Los investigadores están estudiando si la terapia centrada en la familia puede ayudar a cambiar la actividad cerebral para aliviar los síntomas del estado de ánimo y el riesgo de pensamientos y comportamientos suicidas en los jóvenes con alto riesgo de trastorno bipolar.

"Este estudio es un primer paso importante para tratar de disminuir la severidad del trastorno bipolar temprano en los niños", ha añadido uno de los coautores del estudio y profesor asociado de psiquiatría en el campus médico Anschutz de la Universidad de Colorado, el doctor Christopher Schneck. "Los esfuerzos en el hogar y en entornos de atención médica, como proporcionar capacitación profesional a las familias, pueden marcar una gran diferencia en el sufrimiento de un niño", ha concluido.

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