MADRID, 24 (EUROPA PRESS)

Investigadores del Instituto de Investigación Experimental y Clínica de la Universidad de Lovaina (Bélgica) han descubierto que las células cancerosas almacenan lípidos en pequeñas vesículas intracelulares llamadas gotas lipídicas. Las células cancerosas cargadas de lípidos son más invasivas y, por lo tanto, es más probable que formen metástasis.

En su trabajo, publicado en la revista 'Nature Communications', identificaron un factor llamado TGF-beta2 como el interruptor responsable tanto del almacenamiento de lípidos como de la naturaleza agresiva de las células cancerosas. Además, parecía que los dos procesos se reforzaban mutuamente. De hecho, al acumular lípidos, en concreto ácidos grasos, las células cancerosas acumulan reservas de energía que pueden utilizar según sea necesario a lo largo de su curso metastásico.

Ya se sabía que la acidez que se encuentra en los tumores promueve la invasión de las células cancerosas en el tejido sano. El proceso requiere el desprendimiento de la célula cancerosa de su lugar original y la capacidad de sobrevivir en tales condiciones (que son fatales para las células sanas).

Según este trabajo, esta acidez promueve, a través del mismo 'interruptor' del TGF-beta2, el potencial invasor y la formación de gotas lipídicas. Éstas proporcionan a las células invasoras la energía que necesitan para moverse y soportar las duras condiciones encontradas durante el proceso de metastatización. "Es como un montañero que toma los alimentos y el equipo necesarios para alcanzar la cumbre a pesar de las complejas condiciones climáticas", ejemplifican.

Esta investigación abre nuevas vías terapéuticas gracias al descubrimiento de los diferentes actores implicados en la metástasis, que así pueden ser atacados y combatidos. Según sus hallazgos, es posible reducir la invasividad tumoral y prevenir las metástasis utilizando inhibidores específicos de la expresión del TGF-beta2, pero también compuestos capaces de bloquear el transporte de ácidos grasos o la formación de triglicéridos. Entre estos últimos, se encuentran los nuevos fármacos que se están evaluando para tratar la obesidad. Por lo tanto, sus indicaciones podrían extenderse rápidamente para contrarrestar el desarrollo de metástasis, que es la principal causa de muerte entre los pacientes con cáncer.

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