MADRID, 12 (EUROPA PRESS)

Investigadores del Instituto Nacional de Sanidad e Investigación Médica de Francia (Inserm, por sus siglas en francés) han estudiado en ratones una posible vacuna para actuar contra las enfermedades intestinales inflamatorias crónicas, como la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa.

Estas patologías están relacionadas con anomalías de la microbiota intestinal en humanos y animales. Los pacientes generalmente presentan una diversidad bacteriana reducida en su flora intestinal, junto con niveles excesivos de bacterias que expresan una proteína llamada flagelina, lo que favorece su movilidad.

Esto les permite penetrar la capa de mucosa que cubre la pared intestinal y que suele ser estéril. El propósito de esta capa es formar una pared resistente a las bacterias entre el tracto digestivo interno y el resto del cuerpo, protegiéndolo así del riesgo de inflamación asociado a la presencia de los miles de millones de bacterias de la flora intestinal.

Investigaciones anteriores ya habían demostrado que los anticuerpos se encuentran naturalmente dentro de esta capa mucosa, algunos de los cuales están dirigidos contra la flagelina. Esto significa que el cuerpo desarrolla espontáneamente una protección inmunológica contra la flagelina, lo que permite controlar la presencia de las bacterias que la expresan.

Buscando reducir el riesgo de inflamación crónica, el investigador Benoit Chassaing y sus colegas tuvieron la idea de estimular la producción de anticuerpos contra la flagelina para reducir la presencia de las bacterias que expresan flagelina en la microbiota intestinal, tal y como explican en un artículo científico publicado en la revista 'Nature Communications'.

Los investigadores administraron flagelina a ratones intraperitonealmente, induciendo así un marcado aumento de los anticuerpos contra la flagelina, particularmente en la mucosa intestinal. Después, aplicaron un protocolo para inducir la inflamación intestinal crónica, por lo que observaron que la inmunización contra la flagelina proporcionaba a los animales una protección significativa contra la inflamación intestinal.

Además, el análisis detallado de su microbiota e intestinos reveló no sólo una reducción en los niveles de bacterias que expresan fuertemente la flagelina, sino también su ausencia en la mucosa intestinal, a diferencia del grupo no vacunado.

Dado que el exceso de flagelina en la microbiota intestinal también se ha relacionado con trastornos metabólicos como la diabetes y la obesidad, los investigadores probaron su estrategia de vacunación en ratones expuestos a una dieta alta en grasas. Mientras que los animales no vacunados desarrollaron obesidad, los animales vacunados estaban protegidos.

"Esta estrategia de vacunación puede considerarse en humanos, porque tales anormalidades de la microbiota han sido observadas en pacientes con enfermedades inflamatorias y metabólicas. Con esto en mente, estamos trabajando en la actualidad en una forma de administrar localmente flagelina a la mucosa intestinal", explica Chassaing.

Los investigadores están considerando la posibilidad de desarrollar nanopartículas ingeribles llenas de flagelina. Además del aspecto preventivo, ahora desean probar esta vacuna con fines terapéuticos en animales que ya presentan enfermedades inflamatorias crónicas o trastornos metabólicos.

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