MADRID, 10 (EUROPA PRESS)

Los niños con diabetes tipo 1 muestran diferencias "sutiles pero importantes" en la función cerebral, en comparación con los que no tienen la enfermedad, según ha demostrado un estudio dirigido por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford (Estados Unidos).

En las exploraciones por resonancia magnética funcional (IRMf) realizadas en este estudio, publicado en la revista 'Plos Medicine', los niños con diabetes mostraron un conjunto de patrones anormales de actividad cerebral que se han observado en muchos otros trastornos, incluyendo el declive cognitivo por envejecimiento, la conmoción cerebral, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y la esclerosis múltiple.

Estos patrones anormales de actividad cerebral fueron más pronunciados en niños que habían tenido diabetes por más tiempo. "Nuestros hallazgos sugieren que, en los niños con diabetes tipo 1, el cerebro no está siendo tan eficiente como podría. La conclusión es que, a pesar de la gran atención que prestan los endocrinólogos a este grupo de pacientes, los niños con diabetes siguen corriendo el riesgo de tener problemas de aprendizaje y de conducta que probablemente estén asociados con su enfermedad", explica la autora principal del trabajo, Lara Foland-Ross.

La diabetes tipo 1 ocurre cuando el páncreas no produce insulina, una hormona que ayuda a regular el azúcar en la sangre. Los pacientes reciben insulina por medio de inyecciones o una bomba de insulina. Pero incluso con tratamiento, sus niveles de glucosa en sangre, el principal azúcar en sangre, fluctúan mucho más que en individuos sanos.

"Los niños diabéticos tienen cambios crónicos en los niveles de glucosa en sangre, y la glucosa es importante para el desarrollo cerebral. Las células cerebrales necesitan un suministro constante de glucosa como combustible", comenta Foland-Ross. Trabajos anteriores han revelado cambios en la estructura del cerebro y un leve deterioro del rendimiento en las tareas cognitivas en niños con diabetes tipo 1, pero el mecanismo nunca se había estudiado hasta ahora.

Los investigadores realizaron escáneres cerebrales IRMf en 93 niños con diabetes tipo 1. Otros 57 niños que no tenían la enfermedad integraron el grupo de control. Todos los participantes tenían entre 7 y 14 años. Se realizaron pruebas conductuales y cognitivas estándar a todos los niños antes de la exploración cerebral.

En la IRMf, los niños realizaron una tarea cognitiva llamada 'go/no-go': se mostraron diferentes letras del alfabeto en orden aleatorio, y se pidió a los participantes que presionaran un botón en respuesta a cada letra excepto la X. Esta actividad se utiliza a menudo en los estudios de escaneo cerebral para evaluar lo que está sucediendo en el cerebro mientras los participantes se concentran.

Aunque los niños con diabetes realizaron la tarea con la misma precisión que los del grupo de control, sus cerebros se comportaban de manera diferente. En los niños con diabetes, la red neuronal por defecto (RND), que es el sistema 'inactivo' del cerebro, no se apagaba durante la tarea. Para compensar la activación anormal de la RND, las redes de control ejecutivo del cerebro, responsables de aspectos de autorregulación y concentración, trabajaban más de lo normal en los niños con diabetes.

Estas anomalías eran más pronunciadas en niños a los que se les había diagnosticado diabetes a edades más tempranas, lo que sugiere que el problema podría empeorar con el tiempo. "Cuanto más tiempo tenga la exposición a cambios dinámicos en los niveles de glucosa en sangre, mayores serán las alteraciones en la función cerebral con respecto a la red de modo predeterminado", explica Foland-Ross. Los estudios en adultos con diabetes sugieren que en las últimas etapas de la enfermedad, el cerebro finalmente pierde su capacidad para compensar este problema.

Ahora, estos científicos quieren estudiar si lograr mejores concentraciones de glucosa en sangre a través del tratamiento con un páncreas artificial de ciclo cerrado beneficia la función cerebral de los niños. Estos dispositivos acoplan electrónicamente un sensor de glucosa en sangre a una bomba de insulina que ajusta automáticamente la administración de insulina.

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